Cuando se habla sobre la televisión, y mucho más desde ámbitos supuestamente cultos, universitarios, se suele ofrecer una mirada, cuando menos, displicente, si no cargada de animadversión. Pero la reflexión se torna muchas veces apriorística.
Se critica o se discute de la tele como de un medio más. Un medio externo a nosotros que alguien (muchos o pocos) maneja en determinada dirección. Y está bien. Hablamos de la tele como si se tratara de un instrumento neutro, aséptico, que en libertad y con responsabilidad, podemos dirigir y transformar.
Pero es tiempo de plantearnos cuestiones que otros ya pusieron hace años encima de la mesa.
Para leer el texto completo, pincha aquí.
