
Contra el marketing político. ¿Y qué otra cosa son los análisis políticos de Podemos? Si no les molesta mucho, ¿qué relación guardan el responsable del marketing comercial de una gran empresa y el politólogo de cabecera de una gran formación política? ¿Y qué es Podemos o qué son sus dirigentes sino una panda (dicho sea sin la acritud con que ellos pronuncian el termino casta) de polítologos egresados de una universidad madrileña? ¿Por qué político es un concepto que, aunque denostado en múltiples acepciones, aún conserva un valor social relevante, en tanto que politólogo se asocia, en el mejor de los casos, con un narrador de cuentos chinos?
Contra España como marca, en defensa de la identidad de un pueblo y su cultura, e incluso de la patria. En esos términos se pronunció Pablo Iglesias en la Puerta del Sol. Y no le falta razón al decir que la idea de España como marca comercial decepciona lo más noble que puede ofrecer una ciudadanía agrupada en torno a un territorio, una historia, un proyecto común y, sobre todo, con una destacada aportación a la cultura que hoy comparten cientos de millones de ciudadanos en este y otros territorios, con esta y otras historias, con esta y otras esperanzas. Pero, a cambio, hay que explicar cuáles son los pilares de ese proyecto capaz de reunirnos. Porque eso sí es política y no marketing, pero, sobre todo, porque lo necesitamos.
