«Mia madre». Nanni Moretti, 2015

DOS MUNDOS, UNA PÉRDIDA

173020.jpg-r_640_600-b_1_D6D6D6-f_jpg-q_x-xxyxx La pérdida de un ser querido ha sido fuente inagotable de argumentos para el cine de todos los tiempos y de los más variados estilos. El propio Nanni Moretti la trató de forma impresionante en La habitación del hijo (La stanza del figlio, 2001), con un registro en algunos aspectos cercano al utilizado entre nosotros por Patricia Ferreira en Para que no me olvides (2005), también en torno a la abrupta muerte de un adolescente que deja a su familia a la intemperie emocional.

Ahora, el cineasta italiano aborda las consecuencias de la lenta agonía de una anciana, inspirándose, según confesión propia, en el fallecimiento de su madre durante el rodaje de la que hasta ahora era su última obra, Habemus papam (2011). Y lo hace a través, sobre todo, de los dos hijos de aquella: la realizadora Margherita, que está dirigiendo una película de carácter social sobre el495758.jpg-r_640_600-b_1_D6D6D6-f_jpg-q_x-xxyxx desmantelamiento de una fábrica por un desalmado inversor estadounidense, y su hermano el ingeniero Giovanni, papel menos importante pero muy significativo, porque le permite a ella un gran despliegue de matices, y que interpreta el propio Moretti, en una decisión también muy acertada, dado que interesan más las reacciones y sentimientos de Margherita, alter ego indisimulado del realizador, que los de su hermano, personaje dibujado a su servicio.

Sobre el trasfondo común y determinante del progresivo debilitamiento de la madre, la película juega constantemente con los desdoblamientos. Ante todo, entre los dos 396414.jpg-r_640_600-b_1_D6D6D6-f_jpg-q_x-xxyxxmundos de Margherita, el profesional, donde se muestra como una persona de apariencia autoritaria pero que en el fondo oculta su inseguridad increpando constantemente a sus colaboradores, y el familiar; y si en el primero desempeña una función destacada el estrafalario actor estadounidense que ha contratado como protagonista, en el segundo habitan, junto al citado Giovanni, la hija de Margherita, estudiante a la que se le resiste el latín y busca la ayuda de su abuela, antigua profesora, su exmarido y otro hombre con el que acaba de romper. Desdoblamiento hay también entre el argumento de la película que va tomando forma poco a poco y la realidad en la que se desenvuelve su autora, que se explicita de forma149149.jpg-r_640_600-b_1_D6D6D6-f_jpg-q_x-xxyxx magistral ya en la primera secuencia, cuando un enfrentamiento violento entre un nutrido grupo de obreros que se manifiestan en defensa de sus puestos de trabajo y la policía que trata de impedirlo… resulta ser una escena de ficción, que habrá que repetir, como tantas otras. Ficción dentro de la ficción, pues, con la realidad como referente de ambas perspectivas, hábilmente entrelazadas.

Ese mismo procedimiento se refleja asimismo en la construcción material del relato, muy fragmentado y con continuos saltos de una trama a otra, además de incluir sin previo aviso pasajes de sueños, pesadillas, premoniciones y algunos rasgos de humor para aligerar la intensidad del drama sin restarle fuerza, gracias a la extraordinaria149931.jpg-r_640_600-b_1_D6D6D6-f_jpg-q_x-xxyxx destreza narrativa de la que ha hecho gala el director en tantas ocasiones –recuérdese en ese sentido la forma dada a su Querido diario (Caro diario, 1993), por ejemplo–, como soporte de una sensibilidad exquisita, perfectamente controlada y exenta por completo de sentimentalismo fácil.

Mia madre funciona así como una reflexión serena sobre la coexistencia más o menos pacífica de diversas esferas en la vida de una persona, condicionándose unas a otras y actuando todas a la vez sobre la relación del sujeto con quienes lo rodean, con el mundo en general y en especial con la realidad inexorable de la muerte. Para conseguirlo, Moretti, director y guionista en solitario en esta ocasión, ha contado con la inestimable colaboración de dos intérpretes formidables, de estilos radicalmente diferentes: John Turturro, en el papel del empresario liquidador de la fábrica, cuyo controlado histrionismo aporta frescura al argumento, y sobre todo una maravillosa Margherita Buy, que ya trabajó con el realizador en sus películas más recientes y a quien pudimos ver también hace no demasiado tiempo, y con una caracterización muy distinta, en la notable Viajo sola (Viaggio sola, 2013), de Maria Sole Tognazzi.

 

FICHA TÉCNICA

Dirección: Nanni Moretti. Guion: Nanni Moretti, Francesco Piccolo y Valia Santella. Fotografía: Arnaldo Catinari, en color. Montaje: Clelio Benevento. Música: Michael Giacchino. Intérpretes: Margherita Buy (Margherita), John Turturro (Barry Huggins), Giulia Lazzarini (Ada), Nanni Moretti (Giovanni), Beatrice Mancini (Livia), Stefano Abbati (Federico), Enrico Ianniello (Vittorio), Anna Bellato (actriz). Producción: Sacher Film, Fandango, Le Pacte (Italia y Francia, 2015). Duración: 106 minutos.

 

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