
El editorial de El País titulado Nadal se difundió en la edición digital con una entradilla que decía: «La victoria en el Open de Australia convierte al tenista balear en un deportista extraterrestre». En otros medios, nacionales y extranjeros, se argüia «¡El marciano!«.
La hipérbole, ya se sabe, forma parte de la información en general y de la deportiva en particular. Pero en ese caso, la hipérbole resta valor a lo que se pretende ensalzar.
El verdadero mérito del tenista manacorí obedece a que solo es un hombre. De ahí el valor deportivo y, sobre todo, humano de Rafael Nadal.
Y sin embargo, ¿cuántos personas anónimas, solo un hombre o una mujer, sin repercusión ni reconocimiento público, han convertido su propia vida en un homenaje al tesón, a la resistencia y a la dignidad que solo puede alcanzar el ser humano?
Extraterrestres o marcianos, apartaos. La vida de algunos tiene mucho mérito.
