Léase El País.
Primera página: “La catástrofe humana y medioambiental se reflejó también en el descalabro de la Bolsa de Tokio, que bajó más de un 6% en su primera sesión tras la tragedia”.
Entiendo otra cosa: la catástrofe humana es la Bolsa, la de Tokio y las que luego se sumaron a la fuga. Al capital no le gusta la miseria. Ni siquiera respeta a los ricos que pueden serlo un poco menos. De los pobres, ni hablamos.
Tal vez, para la Bolsa ellos sean la solución de la catástrofe medioambiental. Los pobres tienen buena combustión. Quizás no sean energía limpia, pero sí barata. ¿Exagero? ¿O mejor no dar ideas?
Página 3: “Miles de japoneses pacientes y silenciosos hacen cola a una veintena de kilómetros de la ciudad (Sendai) para abastecerse de víveres y combustible. No ha habido apenas intentos de saqueos, y ningún comerciante o transportista ha subido los precios”.
¡Qué raros!
Página 9: “El terremoto ha sido tan violento que ha desplazado al país hacia el este, además de modificar el eje de la tierra”. (…) “La línea costera más cercana al epicentro, en el noreste del país, ha avanzado cuatro metros hacia el oriente (es decir, en dirección a Estados Unidos). En esa zona, señalan los expertos, Japón es más ancho que antes”.
Este mundo carece de fundamentos, de solidez, de estabilidad, pero, ¿por qué, puesto a inclinarse, se tuerce hacia Estados Unidos? Inexplicablemente.
