27 de junio. Notas para un día que empieza mal

Se cumple una semana desde que llegué. He tenido que esperar hasta hoy para poder celebrar la entrevista más importante de mi viaje: la que debe resolver si el proyecto que barajo puede realizarse o no. Intenté cerrar la cita desde España, envié mails y hablé por teléfono. Me enviaron a personas que no podían adoptar la decisión definitiva. Hasta hoy.

Sin embargo, apenas iniciada la mañana, tras haber rechazado algunas propuestas interesantes, me indican que la reunión anunciada no puede celebrarse en todo el día. Que, tal vez, mañana, a una hora en la que no puedo estar. Insisto, quedan en responderme, dudo de si desean participar en el proyecto… ¿O es que será así? Espero.

Entre tanto, leo el periódico.

Ollanta tiene papá

Vuelvo sobre uno de los asuntos que me interesaban antes del viaje. Tambien durante la estancia. Casi seguro después.

Leo el periódico y compruebo que el papá de Ollanta, Isaac, la lía. Declara: «Chile es un pasito pequeño que quiere anular al grande, ésa es su tragedia desde que nació la República. Su sitio es formar parte del Perú». Ollanta prefiere hablar, lo ha hecho en Bolivia, de un pueblo y dos Repúblicas. Es bien distinto.

Pero el papá pone de manifiesto cómo el nacionalismo, el suyo se llama etnocacerismo, es una forma camuflada de racismo: «Los dones espirituales del genio creador de los incas nos han dejado los regalos de la inteligencia, superiores a los dones de la inteligencia de los amarillos, los asiáticos, de los blancos europeos, de los negros de Africa en sus monumentos».

No tiene inconveniente en hablar de su hijo Antauro, que está en prisión. «Es más belicoso, con más carácter, más napoleónico». No pide su liberación: «debe cumplir la ley». Veremos si Napoleón no cambia de opinión.

Concluye con una reflexión de política interna: los que apoyaron a Omala en la primera vuelta deben regir el rumbo del Peru; los que lo votaron en la segunda, en todo caso, podrán participar en el aparato administrativo: «Los del 10 de abril, yo los llamo los «abriles», son los que deben gobernar el país. A los del 5 de junio les corresponde no el gobierno, sino la administración».

Pon un padre en tu vida. Para que empuje al mismo tiempo que te pone la zancadilla. El amor paterno garantiza así una costalada de postín.

Todo se precipita

La reunión prevista para hoy podrá celebrarse mañana. Además, antes de la solución del jefe supremo, podremos celebrar un encuentro de comandantes a fin de establecer el dispositivo para la batalla. Bueno, las fechas se aprietan, pero aún cabe la posibilidad de cerrar el plan de actividades.

O eso parecía, porque esta mañana Lima acaba de descubrir, a tenor de lo que compruebo entre las personas con las que tenía alguna cita para el miércoles, que el 29, san Pedro y san Pablo, es feriado. No se trabaja, no hay reuniones, no sé qué. ¡Países católicos!

Una cena para salir de dudas

Me invitan a cenar. De él me había hablado su hermana, que vive en España. Le llamé porque deseaba plantearle algunos asuntos relacionados con mi trabajo y su profesión, economista. Me viene a buscar al hotel y vamos a su casa a recoger a una prima que ha llegado a visitarle. Asi me encuentro, sin preverlo, con una doble asesoría: ella es abogado, tiene conocimiento y lo demuestra argumentando con claridad. Pronto resuelven mis dudas o yo prefiero no alimentar nuevos interrogantes; siquiera, por cortesía.

El encuentro resulta muy agradable y simpático; reímos. Hablamos de Perú, de mis proyectos, de la vida de cada uno, de gastronomía –a fin de cuentas, estábamos en un restaurante que aúna buenas dosis de informalismo y otras de provocación, desde su nombre, Pescados Capitales, hasta la carta, toda ella en torno a los pecados. Como no consigo saber a qué corresponden los nombres que explican cada plato, me encomiendo al mesero. Me recomienda o me adjudica la intolerancia, pero, para no darle la razón, aún a regañadientes, lo acepto.

En un momento decido cambiar de asunto. Les pido que me hablen del nuevo presidente. Se alarman, advierto que no desean celebrar el resultado electoral, pero evitan el exabrupto y todos decidimos dejar el asunto para otra reunión, más adelante. Las declaraciones del papá de Ollanta no le han hecho un favor, se advierte.

Luego hablamos de España y de la crisis. Escucho doctrinas económicas imbatibles: el mercado regula todo por sí mismo y un país necesita imperiosamente, antes que nada, ricos. Algunos han decidido hacerse patriotas y ayudar al pueblo.

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