«Sueño de invierno». Nuri Bilge Ceylan, 2014
Aydin fue actor de teatro durante muchos años y ahora posee un hotel llamado Othelo, perdido en el paisaje singular de Capadocia, junto con su hermana Necla y su joven esposa Nihal. Lo heredaron de sus padres, así como algunas casas y otras propiedades. Hasta allí sólo llegan en invierno una pareja de turistas japoneses y algún aventurero con moto. En el hotel trabajan Hidayet y su mujer, Fatma, que sacan adelante todos los asuntos de la familia, sea de la índole que sean. Porque los señores parecen embebidos en sus distintas ocupaciones.
La apacible existencia de los habitantes de tan remoto lugar solo se ve alterada cuando algún inquilino deja de pagar la renta, y entonces caen sobre él –aunque no se vea en la pantalla– los abogados y la policía, dispuestos para el desahucio, o cuando el niño de uno de ellos, humillado por la situación, lanza una piedra contra el coche de Aydin, rompiendo un cristal difícil de reponer.
Pero bajo esa superficie apenas agitada laten unas fuerzas que irán poniéndose de manifiesto poco a poco, a través de conversaciones entre los protagonistas, a lo largo de las más de tres horas de este Sueño de invierno. Duración que, por extraño que pueda parecer, no le resultará excesiva a quien quede atrapado por el vigor de los diálogos, por las exquisitas composiciones de unos encuadres donde la cámara recoge las más variadas posturas de los interlocutores, expresando con ello las actitudes que adoptan unos hacia otros, sin recurrir a la música –apenas unas notas de Schubert y algún otro clásico–, por la excelencia de los intérpretes y por el manejo del tiempo de que hace gala el autor. Un tiempo que transcurre sobre todo en interiores, iluminados de modo muy especial, y que pocas veces da entrada a hechos externos –la escena del cristal, las visitas a la casa del niño, la captura de un caballo salvaje de los que abundan en las estepas de Anatolia–, hasta el punto de que al final esas breves interrupciones parecen casi innecesarias, a pesar de estar cargadas de sentido y no ser en modo alguno gratuitas.
Aclamado por la crítica más exigente, mimado por los jurados de los grandes festivales internacionales, el realizador turco Nur Bilge Ceylan construye en este su séptimo largometraje –escrito en colaboración con su esposa Ebru e inspirado en tres relatos cortos de Chejov que prefieren no identificar para no condicionar la recepción del filme– un monumento al valor de la palabra en el lenguaje audiovisual. Las discusiones entre el hombre y las dos mujeres protagonistas, y después entre cada dos de ellos, con motivos muy diferentes, remiten de forma ineludible al Ingmar Bergman de Escenas de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap, 1973) y Sonata de otoño (Höstsonaten, 1978), sobre todo. Y, salvo alguna de ellas, forzada por el abuso del alcohol y demasiado reiterativa, son un modelo de expresividad. En primer lugar porque logran que bajo la capa de normalidad que parece presidir sus relaciones vayan aflorando de forma paulatina pero inexorable reproches, hostilidades y rencores acumulados a lo largo de mucho tiempo, quizá por el simple peso de los días
Y después, porque al hablar de temas como la culpabilidad, el perdón y el castigo, el egoísmo y la generosidad, la riqueza y la pobreza, la creatividad y el endiosamiento moral e intelectual, la película va desnudando las distintas personalidades, dándoles una estremecedora dimensión universal. Así, Aydin podrá seguir escribiendo una historia del teatro turco, redactando artículos para el modesto periódico del pueblo cercano, sintiéndose en apariencia seguro de su poder, mientras Nihal, afectivamente distanciada de él, trata de realizarse reuniendo fondos para las escuelas de la zona, y Necla, recién divorciada, lee sin descanso, al tiempo que se pregunta si debería volver con su marido e incluso pedirle perdón por algo que no ha hecho… Bajo su ropaje de figuras de ficción, uno y otras, como Hydayet y Fatma, o como el imán Hamdi y su hermano Ismail, que pasó por la cárcel y no puede hacer frente al alquiler de su humilde vivienda, son modelos para el análisis de tantas formas de conducta humana que bajo una firmeza superficial ocultan las más temibles fragilidades. Y hay películas que, como esta, nos ayudan a entenderlas.
FICHA TÉCNICA
Título original: «Kis uykusu». Dirección: Nuri Bilge Ceylan. Guion: Ebru Ceylan y Nuri Bilge Ceylan, inspirado en relatos cortos de Anton Chejov. Fotografía: Gökhan Tiryaki, en color. Montaje: Nuri Bilge Ceylan y Bora Göksingöl. Intérpretes: Haluk Bilginer (Aydin), Melisa Sözen (Nihal), Demet Akbag (Necla), Ayberk Pekan (Hidayet), Serhat Mustafa (Hamdi), Nejat Isler (Ismail), Tamer Levent (Suavi), Nadir Saribacak (Levent). Producción: Zeynofilm, Memento Film y Bredok Filmproduction (Turquía, Francia y Alemania, 2014). Duración: 196 minutos.
