Leo y discuto.

Leo y discuto. Estoy en buena parte de conforme con La metamorfosis (económica) de ZP que Claudi Pérez sintetiza en El País. Sin embargo, no puedo reprimir algunas discrepancias en el despiece que recorre el camino Del optimismo a la cruda realidad.

Releo y discrepo:

«El problema de Zapatero no es en realidad exclusivo de Zapatero: es el problema de toda la izquierda europea que lleva años subyugada por las bondades de la liberalización, las ventajas de la globalización financiera, y por no considerar necesaria o viable una regulación a escala internacional».

Nada que objetar.

«Frente al poder de las ideas, Zapatero decidió confiar en su baraca, en sus intuiciones, en el optimismo antropológico y en una variedad casi infinita de juegos de manos que no sirven para situaciones críticas como la actual».

¿Frente al poder de las ideas? ¿No habíamos quedado en el punto precedente que lo que existía en la izquierda europea era resultado de una subyugación, fascinación o hipnosis? ¿Por qué, entonces, reducir a la intuición o la baraka la mera discrepancia, en la que coinciden algunos disidentes, con prestigio y premios, del pensamiento subyugador, fascinador o hipnótico?

El énfasis equivocado del pasado viernes en los signos que muestran la salida de la crisis supone volver una vez más por donde solía: la crisis del euro es hoy más aguda que nunca; la desaceleración mundial es un riesgo innegable que puede truncar la frágil recuperación española.

¿Quién dictamina el error, el periodista? Mal asunto.

Estamos como estábamos: si llega la recaída y por lo tanto España no puede cumplir con el objetivo de déficit, la solución mágica de Zapatero es agarrarse a los recortes con la citada fe del converso.

Este sí es un problema: la fe del converso, porque abdica de la razón (lo discutible) y se entrega a lo inaprehensible.

No se divisan grietas en esa ciudadela.

Esa es la lástima. Que no he acabado de entender un razonamiento que empezó interesándome.

 

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