El oráculo ya habla

Rajoy ya ha dicho, aunque sea ante sus fieles compañeros de militancia y fidelísimos aspirantes a cargo oficial. Ha dicho, por ejemplo: “Salir adelante no es solo tarea del Gobierno”, “Hay que repartir equitativamente los costos de esta crisis”, “Habrá que explicar muy bien las cosas”, “Vivimos un momento de una extraordinaria complejidad, nos estamos jugando el futuro”. Se ve que el hombre ha pensado.

Luego ha anunciado los pilares de su gestión: 1. reforma laboral, 2.reforma fiscal, 3. reforma educativa. Y a continuación ha pedido un compromiso con la banca, porque –lo dijo textualmente– “se ha endeudado para prestar ese dinero a los ciudadanos”; o sea, puro altruismo, para que la turba derrochadora pudiera disfrutar del sueño de la prosperidad. De lo que se puede colegir que esta broma debe ir por cuenta de los deudores hipotecados y que no hay que mirar hacia donde no toca.

Ha cerrado su intervención con nuevos descubrimientos (“La situación por la que pasa España es de todos y cuantos más se involucren en la salida, mejor”, “El déficit público es cuestión de todas las administraciones del Estado”) y un compromiso final: “Modificar la legislación básica en determinados aspectos”.

Claro y traslúcido. A este paso las cejas se le van a poner en forma de acento circunflejo y nosotros nos vamos a enterar de sus medidas después del atraco.

 

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