
Y no pasa nada. El Presidente del Instituto Nacional de Salud, la mayor empresa pública de Cataluña, que gestiona cuatrocientos centros sanitarios, es vicepresidente de USP Hospitales, un holding que cobija a uno de los mayores grupos sanitarios privados de España, con cuatro centros en Girona y Barcelona. El susodicho presidente del ICS que, por lo pronto, supervisa la reducción de los hospitales públicos catalanes, tiene previsto trocear la compañía para convertirla en una veintena de empresas con nuevas formas de gestión y colaboración con el sector privado, en el que tiene tan claros intereses y que tan bien conoce. Además el repetido presidente dirige otro holding, Innova, que posee una docena de hospitales y centros sanitarios en la zona de Reus, integrados en la red sanitaria pública y que compiten, en consecuencia, con los centros del ICS por la captación de recursos del Departamento de Salud de la Generalitat.
El gobierno catalán se hace cruces cuando le hablan de incompatibilidad, de información privilegiada, de indecencia: nada de nada, repite. Luego, el silencio, porque en Cataluña estas cosas se resuelven con mucho seny y más silencio en aras del respeto debido a unas instituciones tan perseguidas y que tanto costó restaurar. Y si es menester, se pone música, benéfica, que para eso existen instituciones como el Palau de la Música. ¡Qué elegancia para el oído!
El olor es otra cosa. ¡Compatible, señor Prat!
