Tiempo de chapuzas

Si en asuntos tan graves aún cabe la ironía, habrá que convenir en que el Gobierno o el Parlamento o ambos han debido incorporar como máximos responsables de la redacción de iniciativas legislativas tan relevantes como la violencia contra las mujeres, los nuevos tributos a los bancos, la malversación de quita y pon o la reforma de leyes mediante retruécanos o amaños, entre otras, a los inefables Pepe Goteras y Otilio, chapuzas a domicilio.

Solo ellos, capataz y currito, podían acumular tantos líos y disparates como los provocados por sus señorías legisladoras.

¿Puede alguien celebrar en este tipo de asuntos tanto desvarío?

A los ciudadanos, no. Solo a aquellos que tratan de sacar rédito de la torpeza ajena sin reparar en la estupidez propia.

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