
Muere Constantino, el último rey de Grecia, cómplice con la dictadura de los coroneles, obligado al exilio y derrocado democráticamente por la vía de un referéndum.
Su cuñado Juan Carlos anuncia que acudirá al entierro desde su cobijo sin patria.
Su hermana Sofía trata de pasar desapercibida.
Su sobrina Elena decide enviar a su hijo Froilán al reformatorio catarí bajo la vigilancia golfa de su abuelo.
Solo los ciudadanos griegos observan las exequias del ex–rey como una antigüalla. Hace ya muchos años tuvieron la oportunidad de decidir sobre la conveniencia de un Estado regio (regido por rey) y le pusieron en su sitio: al margen. Desde entonces la corona dejó de ser, para ellos, una rémora.
