Untémonos todos en la lucha final

Póngase uno donde se ponga, entra el furor nacionalista y algo sucio se esconde.

Pasa tras el españolismo, el valencianismo, el andalucismo, el extremeñismo y, por qué no, el catalanismo. Esto último choca más. No va con la sens-atez del estereotipo.

Después de leer hace unos Café amb llet, lo que daba pie a recordar la fusión entre la reivindicación identitaria, esencialista, y el mamoneo o trinque, ahora atiendo a las leves notas de José Sanclemente, en su blog Entre medios, para ver cómo en Cataluña se ha fabricado una opinión pública bien silenciada por el procedimiento del control directo, caso de la televisión pública (sobre todo TV3, pero también «la española», porque para eso tienen poder parlamentario), o del subvencionado, particularmente en las principales cabeceras de la prensa escrita, las que hasta ahora han marcado la agenda informativa.

¿Puede ser la corrupción, una cuestión nacionalista? Repásese lo ya dicho, porque hay más:

Es conocido que el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, suele decir que no está influido por lo que dice la prensa sobre su acción de gobierno. Tan conocido como las subvenciones que vuelve a conceder a los periódicos catalanes en el año en que más recortes presupuestarios ha impuesto en todos los servicos sociales como la sanidad o la educación.
Este año de recortes, los diarios catalanes dispondrán de 2,5 millones de euros a fondo perdido, casi  2 millones de ellos en publicidad hasta final de año.
En Cataluña la subvención a los diarios es algo costumbrista. Todos los gobiernos, convergentes y tripartitos, han mantenido una política de apoyo a las empresas periodísticas privadas catalanas, bajo la excusa del fomento de la lengua y la cultura catalana.
Pero estas subvenciones no son lineales y objetivas, más bien son discriminatorias e interesadas.
Objetivar las subvenciones en función de determinados proyectos de potenciación de la cultura catalana por parte de los medios  de comunicación se hace harto complejo.
Hemos visto como diarios que se lanzaban en Cataluña como ARA recibían un millón de euros por el mero hecho de poner el proyecto en marcha, o como LA VANGUARDIA veía subvencionados en su integridad los costes de su edición catalana, lo mismo que EL PERIÓDICO.
Los recursos que otras instituciones como las diputaciones o ayuntamientos catalanes destinan a los diarios de Cataluña suelen ser, también, bastante significativos e indiscriminados. No conozco otros sectores privados donde las ayudas sean tan directas e injustificadas.
La prensa diaria no debe ser subvencionada por el poder público. Las ayudas y ventajas que pueda obtener de los diferentes gobiernos debería emanar del parlamento y bajo criterios objetivos, tal y como sucede en la mayoría de países europeos.
Cuando Artur Mas ha tenido la ocasión de eliminar estas ayudas, en el momento en que ha tenido que pedir «el rescate» de la Generalitat  por falta de fondos para atender los compromisos más elementales, ha preferido continuar con ellas. Esto me hace pensar que Artur Mas está más iimplicado que lo que manifiesta en la prensa catalana y, por descontado, que los diarios de Catalunya  siguen siendo dependientes de los fondos gubernamentales. Visto así,se entiende porque a Artur Mas le preocupa poco lo que digan los diarios de su acción de gobierno.
Aparte de lo que Sanclemente enuncia, cabe entender mucho más. No es tiempo de demagogia (¿el Estado dentro de Europa o la independencia producirán más beneficios a los medios o más recortes a los ciudadanos, más control de la información o más derecho a la información, aunque sea sobre la corrupción?), pero tampoco de chuparse el dedo.
Dejémoslo así.
¿Por qué hablar de estas cosas equivale a un ataque a la nación y al derecho de los ciudadanos a decidir y no a una reflexión sobre lo (poco) que se puede y lo que (en verdad) se quiere decidir, o sobre lo que unos u otros quieren y dicen querer? ¿Por qué llamamos a las cosas por lo que no son? ¿Por qué hurtamos lo que esconden?
Artículo anterior¿Aznar o Asnar, cuestión fonética?
Artículo siguientePor orticón, saticón y plumbicón