
«Piratas y libélulas». Isabel de Ocampo, 2013
Estrenado en la última Semana de Cine de Valladolid, donde obtuvo una Mención Honorífica del Jurado, este excelente documental anda circulando casi clandestinamente, aunque con notable éxito, por diversos centros de enseñanza, asociaciones de profesores y organizaciones similares, cuando debería ser visto por todas las personas que sientan algún interés por la educación. Una nueva maldición de la distribución cinematográfica española, que desprecia cuanto no venga apoyado por una fuerte campaña publicitaria, más o menos engañosa.
Piratas y libélulas, título vagamente alusivo a la condición social de sus protagonistas, narra la singular aventura de un nutrido grupo de alumnos del Instituto de Educación Secundaria Joaquín Romero Murube, de Sevilla, que, animados por su profesora de Lengua y Literatura, Matilde López, deciden montar una versión de Romeo y Julieta, de William Shakespeare, que ellos titulan Raúl y Julia, al tiempo que llaman a su particular compañía Los Shespirs.
Son jóvenes payos y gitanos, procedentes del conflictivo barrio de Las Tres Mil Viviendas, en el Polígono Sur de Sevilla, que trasladan al instituto los hábitos, comportamientos y problemas de su vida cotidiana, resistiéndose a integrarse en un esquema rígido de normas académicas, y que a veces sienten la tentación de recurrir a la violencia para solventar sus enfrentamientos. Contagiados poco a poco por el entusiasmo de la profesora, irán participando en un proyecto que al principio les resulta extraño pero después los absorbe hasta el punto de hacerlos cambiar de actitudes ante la convivencia y el trabajo en común.
La cámara de Isabel de Ocampo sigue sus peripecias y recoge sus declaraciones con gran sensibilidad y sin paternalismo alguno ni afán de dogmatizar sobre el asunto. Y el montaje sintetiza de forma espléndida toda la información recogida, añadiéndole tomas en las que aparecen el resto de profesores del instituto, los familiares de algunos de los jóvenes o un encargado de la vigilancia del centro, gitano y muy expresivo. La sucesión de hechos y opiniones diferentes alcanza quizá su culmen cuando algunos de Los Shespirs, y en particular dos chicas, pretenden modificar el desenlace de la obra, cambiando el mensaje reconciliador y de rechazo de la violencia por otro que justificaría precisamente la venganza. La reacción de la enseñante es tan vigorosa, que el espectador se ve obligado a pensar si lo que ve son imágenes captadas de la realidad o bien una ficción cuidadosamente elaborada.
Los avatares de la producción de la película aclaran todas las dudas. Por problemas de financiación, la realizadora tuvo que interrumpir las filmaciones durante casi cinco años, empleados, por cierto, en escribir y dirigir el notable largometraje de ficción Evelyn, sobre la trata de mujeres. Cuando pudo reencontrarse con sus personajes, consiguió poner brillante punto final al trabajo, reflejando los cambios experimentados por ellos desde entonces, comprobando la validez del método pedagógico empleado por Matilde López y confirmando la hipótesis de que el teatro –el trabajo colectivo, creativo, que implica a sus participantes más allá del mero compromiso formal– puede ser un camino hacia la libertad individual y colectiva de quienes han sido injustamente marginados por la sociedad.
En unos tiempos en que se está tratando de degradar deliberadamente la enseñanza pública para ofrecer más oportunidades de negocio –material, espiritual o ambas cosas a la vez– a las empresas privadas, civiles o eclesiásticas, esta película constituye, entre otros muchos méritos y siquiera indirectamente, un vigoroso alegato a favor de lo público, de modo especial cuando esa tarea es desempeñada por profesionales que creen en su función social y se aplican a ella con envidiable y desinteresado ardor. Por eso no debería perdérsela nadie que esté preocupado por los problemas de la educación, que son en realidad los del futuro de todos.
FICHA TÉCNICA
Dirección y guion: Isabel de Ocampo. Fotografía: David Rengel, en color. Montaje: Ernesto de Nova, Irlanda Tambascio y Carlos Therón. Música: Úrsula Torres. Intérpretes: Matilde López y Los Shéspirs, del IES Joaquín Romero Murube, de Sevilla. Producción: Mandil Audiovisuales (España, 2013). Duración: 70 minutos.
