«Belle». Amma Asante, 2013
La brutalidad del racismo imperante en ciertas zonas y en algunos estamentos de los Estados Unidos, y el hecho de que el cine se haya referido con relativa frecuencia a ello, situando la acción en ese ámbito territorial, pueden hacer olvidar que, por desgracia, esta psicopatía social no es ni ha sido exclusiva de aquel país. Uno de los primeros méritos de esta película consiste en recordarlo. Porque su argumento se desarrolla en Inglaterra, aunque a finales del siglo XVIII, pero su manera de tratar esa forma de discriminación, y de unirla a otras que tienen como base la clase social, el sexo o la solvencia económica, le confiere plena actualidad, además de notable rigor.
Belle es el segundo largometraje dirigido por la también actriz Amma Asante, londinense hija de emigrantes ghaneses, que debutó en la realización con A Way of Life (2004), presentado en España por el Festival de San Sebastián. Está inspirado en un personaje real que ha dado pie a diversas interpretaciones literarias, pictóricas e incluso operísticas. Dido Elisabeth Belle (1761-1804) fue hija mestiza e ilegítima de un oficial de la marina inglesa que llegaría a ser almirante y moriría en una acción bélica, después de haber confiado el cuidado y la educación de la niña a su tío Lord Mansfield, presidente del Tribunal Supremo de Inglaterra. El dignatario acepta con reticencias, y no sin la oposición de parte de su familia, que sin embargo tiene que soportar que su progenitor la haya nombrado heredera universal de su considerable fortuna.
La protagonista crece, pues, con un estatus intermedio: no es noble, como sus padres adoptivos o su prima Elisabeth, pero tampoco sierva, como las que cuidan la mansión de los Mansfield y a sus habitantes. Y en opinión de sus nuevos parientes, no debe buscar un buen marido, primero porque difícilmente la aceptaría ningún caballero blanco, y segundo porque al ser rica no lo necesita. Inteligente y sensible, la chica adquiere pronto conciencia de su situación y empieza a actuar en consecuencia, alentada por el joven abogado John Davinier, al que la une pronto algo más que la admiración intelectual y por el que está dispuesta a renunciar a un inesperado pretendiente de alta alcurnia. La joven Belle se convertiría así en una especie de pionera de la lucha contra la segregación racial y por la liberación de la mujer.
El estallido de un célebre caso judicial, sobre los responsables de un carguero español, que han arrojado por la borda a un buen número de esclavos negros pretextando que no había agua para todos cuando en realidad estaban enfermos y habían perdido todo su valor comercial, enfrentará al abogado Davinier con el poderoso Lord Mansfield, que habrá de dictar una sentencia que a la postre resultará decisiva para la abolición legal del comercio de esclavos en Inglaterra, que se produjo realmente en 1807.
Con unos intérpretes poseedores de la clásica maestría de los británicos –entre los que destaca, además de la protagonista, el magnífico Tom Wilkinson, flanqueado por dos veteranas de la categoría de Emily Watson y Miranda Richardson–, una ambientación de época digna de las mejores series de la BBC, un guion muy bien estructurado, y donde sólo desentona una música demasiado enfática y convencional, Amma Asante construye una obra que, además de revisar un periodo histórico de gran interés, plantea al espectador problemas que, bajo su lujoso ropaje de antaño, siguen estando, lamentablemente, de plena actualidad, y no sólo en el viejo imperio colonial. Llama la atención, por ejemplo, el momento en que –como ocurre en otras conocidas producciones estadounidenses sobre el mismo tema– la joven Belle admite que sufre una discriminación múltiple, por ser negra y por ser mujer, salvándose de la tercera maldición, la de ser pobre, gracias a la generosidad de su padre. Y en el mismo sentido, es particularmente lúcido el análisis que hace la película sobre el entramado social de un momento en que los antiguos e irrenunciables privilegios de la nobleza empiezan a ser cuestionados por la fuerza del comercio emergente y, con él, el auge de los grandes poderes financieros. Una sencilla lección de historia, mirando al presente sin sermones ni aspavientos, con una envoltura agradable y eficaz.
FICHA TÉCNICA
Dirección: Amma Asante. Guion: Misan Sagay. Fotografía: Ben Smithard, en color. Montaje: Pia di Ciaula y Victoria Boydell. Música: Rachel Portman. Intérpretes: Gugu Mbatha-Raw (Dido), Tom Wilkinson (Lord Mansfield), Sam Reid (John Davinier), Sarah Gaddon (Elisabeth), Emily Watson (Lady Mansfield), Penelope Wilton (Mary Murray), Miranda Richardson (Lady Ashford), James Norton (Oliver Ashford). Producción: DJ Films, Isle of Man Film, British Film Institute, Pinewood Pictures (Reino Unido, 2013). Duración: 104 minutos.
