
Rajoy no desaprovechó la oportunidad para elogiar a María Dolores de Cospedal: “La mujer que nunca me dijo que no”.
(Yo, de esas, tengo un montón. No las quise preguntar).
Ella, agradecida, respondió: “Siempre me he sentido muy apoyada”. Para evitar malas interpretaciones hubiera sido más correcto haberle susurrado:
“¡No me llames Dolores, Mariano; llámame Lola!”.
Él habría dicho que sí.
