
¡Ay, Portugal.
por qué te quiero tanto?
Sin revolución de los claveles a la vista, nos bastaría con alejar de nuestra visión un montón de capullos.
¿Abrimos la lista?
Reforma de pensiones
Lo propone Ignacio Vidal-Folch en su diario Lo que cuenta es la ilusión.
“Todo esto se debería organizar al revés: los jóvenes han de disfrutar de una vida plenamente ociosa y formativa hasta que cumplan los cuarenta años, que es la edad aproximada en la que el hombre, ya hecho, formado y malogrado, asume sin poder evitarlo entre las angustias de la famosa “crisis de los cuarenta” el conocimiento de su condición mortal; a partir de entonces hay que someterle a disciplinas laborales intensas e incluso extenuantes, hasta el extremo de que cuando le dé tiempo a pensar en la muerte le parezca una liberación, y le dé la más gozosa bienvenida cuando llegue”.
