La lucha contra el terror debe ser legal

La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que acaba con la doctrina Parot interrumpe mi lectura de un librito de Leonardo Sciascia que acaba de publicar Tusquets: Para una memoria futura (Si la memoria tiene futuro), en el que se recogen algunos artículos publicados en la prensa italiana acerca de asuntos y hechos relacionados con la mafia.

En muchos de esos artículos Sciascia reitera la diferencia entre mafia y terrorismo, pero también en repetidas ocasiones se defiende de acusaciones que le señalan como colaborador de la organización que denunció implacable y lúcidamente. Sciascia entendía que luchar contra la mafia implicaba defender el estado de derecho, la presunción de inocencia, la aplicación de la justicia.

Pues eso. ¡Qué casualidad!

La lucha contra el terror, viene a decir Sciascia, para ser eficaz debe ser legal.

Frente a la obviedad de la resolución, tan anunciada, sorprende la recalcitrante repulsa del Tribunal Europeo por parte de quienes  en la refriega política condenaron a troche y moche la actividad de los Gal. Pues más o menos.

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