Largo Via Crucis

«Calvary». John Michael McDonagh, 2013

Una breve cita de Agustín de Hipona, referida a los dos ladrones que según la leyenda cristiana acompañaron a Jesucristo en el Gólgota, y un largo primer plano en el que un cura irlandés, el padre James, atiende en el confesonario a un supuesto penitente, que lo amenaza con matarlo al cabo de una semana y le explica los motivos que tiene para ello, constituyen el arranque de esta singular historia del guionista y director británico John Michael McDonagh, tras el éxito obtenido con su primer largometraje, El irlandés (The Guard, 2011).

A partir de ahí, el protagonista inicia una serie de contactos con distintos personajes, desde el obispo de su diócesis al coadjutor de la parroquia y a numerosos habitantes del pueblecito costero donde ejerce su ministerio, que irán haciendo posible que la película aborde grandes temas de actualidad y su relación con las posturas oficiales u oficiosas de la iglesia católica y sus jerarquías. Todo ello, pautado por rótulos que van marcando el paso de los días de la semana hacia el domingo fatídico, cuando podremos identificar al autor de la mortal sentencia y comprobar si la ejecuta o no.

Lo más llamativo de esta situación extrema es, quizá, que el asesino en potencia ha elegido al padre James precisamente porque es, según él, un cura bueno. No tendría sentido para él matar a uno malo, de la misma manera que le parece particularmente simbólico hacerlo en un día sagrado, y no en otro cualquiera. El núcleo dramático de la cuestión radica en que fue violado por un sacerdote cuando tenía siete años y durante bastante tiempo después. Y cree llegada la hora de ajustar cuentas con la institución que permitió aquella atrocidad, haciendo recaer la venganza sobre un digno representante de la misma.

Con notable serenidad y sin aspavientos, a pesar del hondo dramatismo de la situación planteada, Calvary va describiendo minuciosamente las relaciones del cura James con su hija Fiona, habida antes de que la muerte de su esposa lo llevase a entrar en un seminario; con un anciano escritor que ve llegada su última hora y le pide ayuda para acabar cuanto antes; con un carnicero que parece maltratar a su mujer, cuando lo que hace en realidad es permitir que ella se acueste con un inmigrante de color, violento y que la golpea de forma sádica; con un aristócrata de las finanzas, soberbio y excéntrico, que se propone ayudar económicamente a la iglesia sin que se sepan cuáles son sus intenciones; con un comisario de policía homosexual y su estrafalaria pareja, y con toda una galería de figuras representativas de otros tantos problemas, a los que el protagonista –excelente Brendan Gleeson en su expresividad contenida, flanqueado por otros actores de la categoría de Chris O’Dowd, de la serie Los informáticos (The IT Crow), y el conocido monologuista Dylan Moran– va dando las respuestas que considera más adecuadas, coincidan o no con las posturas oficiales de la jerarquía al respecto.

John Michael McDonagh utiliza en ciertos momentos, y con mayor o menor fortuna, el humor como forma de acercamiento a alguna de esas cuestiones, y los diálogos descarnados y de inusual franqueza, de la misma manera que abusa de los primeros planos, de las tomas enfáticas y de vistas panorámicas de los impresionantes paisajes irlandeses para subrayar las circunstancias más tensas o suturar entre sí secuencias que no tienen otra ilación que su condición de estaciones sucesivas en ese singular vía crucis que se ve obligado a recorrer el cura James. Y es de agradecer que, al invitarnos a seguir ese camino, el cineasta haya evitado caer en las trampas de thriller convencional o el suspense banal y efectista, porque lo que más importa en cada momento es el problema que se le plantea al protagonista, y no tanto si será verdad o no que el falso penitente inicial vaya a cumplir su amenaza.

Una forma ingeniosa y discreta de plantear asuntos que hoy afectan a medio mundo, especialmente al sometido a la influencia secular de una religión que se empeña en regular todos los aspectos de la vida pública y privada de los ciudadanos, compartan o  no sus creencias, y que aquí se ponen en cuestión, ofreciéndolos a la reflexión del espectador.

 

FICHA TÉCNICA

Dirección y Guion: John Michael McDonagh. Fotografía: Larry Smith, en color. Montaje: Chris Gill. Música: Patrick Cassidy. Intérpretes: Brendan Gleeson (padre James), Chris O’Dowd (Jack Brennan), Kelly Reilly (Fiona Lavelle), Aidan Gillen (Frank Harte), Dylan Moran (Michael Fitzgerald), Isaach de Bankolé (Simon), Marie-Josée Croze (Teresa), Domhnall Gleeson (Freddie Joyce). Producción: Reprisal Films, Octagon Films y Lipsync Productions (Irlanda y Reino Unido, 2013). Duración: 101 minutos.

 

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