
En toda Europa existen 12,5 millones de colmenas de abejas. En España, dos millones y medio. En Extremadura, 500.000.
¿Cuántas reinas? ¿Cuántas obreras? ¿Cuántos zánganos?
Lo primero se lo escucho al presidente de ApicHurdes y de las Cooperativas de apicultores. Lo segundo se lo pregunto a un amigo, ex–apicultor. Me responde: por colmena, una reina, entre 25.000 y 40.000 obreras y, en la época de cría, unos 2.000 zánganos para dar calor a las crías.
Echo cuentas: 500.000 millones de obreras en Europa, 100.000 millones en España y 20.000 millones en Extremadura. ¿Y de zánganos? 25.000 millones en Europa, 5.000 millones en España y 4.000 millones en Extremadura.
¡Qué cosas! ¿O metáforas?
Pienso todo esto durante la inauguración de la I Feria Internacional de Apicultura de Las Hurdes. Me interesan, por este orden: la comarca, la iniciativa, los resultados. Lo primero no es discutible, porque la decisión me corresponde en exclusiva; sobre lo segundo, reconozco el esfuerzo realizado, pero tendré que recabar respuestas y datos para satisfacer las preguntas que me rondan; de lo tercero habrá que esperar.
Me sorprenden algunos aspectos del acto inaugural. Lo esperaba protocolario, de bienvenida y estímulo para que los participantes se relacionen, intercambien experiencias, hagan negocios; en todo caso, de elogio del esfuerzo desarrollado por los propios intervinientes en pro de la iniciativa. Sin embargo, a medida que avanza la ceremonia el evento se transforma en un foro de reclamaciones, quejas, asuntos pendientes.
A estos sitios se viene llorado, ¿no? Mi amigo ex–apicultor me dice que este sector genera importantes beneficios a sus productores. Requiere esfuerzo, es duro, pero genera buenos resultados. ¿Entonces? Quizás sea que nos encontramos en una sociedad y una economía tan protegida y subvencionada que puede considerarse falsa, si no fraudulenta. Porque esas economías se fían más de las ayudas externas que de los resultados propios.
Antes me ha sorprendido algo más que una curiosidad: varios intervinientes, al comenzar su respectiva alocución, han saludo a las autoridades presentes y, en particular, el capitán y al teniente de la guardia civil. ¿Tendrá que ver esto con aquello?
El consejero de Agricultura, tras sacudirse el chaparrón, cita a Franklin: “Nada es más dulce que la miel, menos el dinero”. ¿Un verso o un poema contra las demandas del presidente de la cooperativa? ¿O un guiño a la apiCultura?
