«Regreso a Ítaca». Laurent Cantet, 2014
El cineasta francés Laurent Cantet, autor entre otros títulos de la espléndida La clase (Entre les murs, 2008), y el prolífico novelista cubano Leonardo Padura habían colaborado ya en la creación de uno de los episodios de la película colectiva 7 días en La Habana (2012). Ahora vuelven a unir sus talentos para componer, inspirándose en el libro del segundo, La novela de mi vida, este sencillo y a la vez complejo y hondo relato sobre cinco viejos amigos que se reúnen una noche en una terraza de la capital cubana para compartir recuerdos, frustraciones, reproches, consuelos y justificaciones, en una larga conversación que durará hasta el amanecer, interrumpida solo por el momento en que bajan a cenar lo que les ha preparado la anciana Fela y por la llegada del joven Yeonis, sobrino del negro Aldo, y su novia blanca Leidianna.
Un relato coral, construido sobre unos diálogos tan fluidos y bien dichos que parecen improvisados, en los que Cantet ha tenido la sensibilidad de respetar al máximo el irresistible encanto del hablar cubano, servidos por una cámara exquisita –dos, en realidad–, constantemente móvil, tan eficaz que apenas se nota su presencia, y por un montaje dúctil, nada efectista y subordinado en todo momento al personaje que lleva la voz cantante en cada caso, pero también a las reacciones de quienes lo escuchan, asienten o lo contradicen. Un pequeño prodigio de película de cámara, concebida para que sus protagonistas expliquen algo tan complicado como las consecuencias personales de la triste evolución de la Revolución Cubana, que tantas ilusiones despertó en todo el mundo a partir de 1959 y tan desgraciadamente degeneró, entre el aislamiento internacional, el criminal embargo estadounidense y el abrazo del oso soviético, en un régimen autárquico, aislado del mundo, burocratizado e incapaz de cumplir las expectativas que había suscitado.
Tania, oftalmóloga con un sueldo de miseria que la obliga a desempeñar otras tareas subordinadas, el citado Aldo y Rafa –un pintor que perdió su inspiración en la mediocridad reinante– se reúnen para celebrar el regreso de Amadeo, escritor que tuvo que exiliarse a Madrid por motivos nunca confesados, abandonando a los suyos en condiciones muy precarias, y vuelve al cabo de dieciséis largos años. A ellos se unirá Eddy, otro viejo amigo que para prosperar asumió un pequeño cargo como cuadro dirigente, que lo ha llevado a aceptar sumisiones humillantes, transigir con lo moralmente intolerable y otras traiciones a los ideales que en su juventud compartió con los demás.
Cuando se explique que tanto Amadeo como el resto han actuado de formas tan contradictorias porque los mecanismos represivos del régimen han conseguido inyectarles el miedo en la sangre, a base de seguimientos constantes, amenazas veladas o abiertas y otras añagazas impropias de quienes decían actuar en nombre y beneficio del pueblo cubano, quedará claro el sentido de Regreso a Ítaca. Que no es pontificar sobre la situación de la isla y mucho menos sobre su problemático futuro, sino rendir homenaje a quienes han vivido esa profunda decepción a lo largo de casi sesenta años.
Al hacerlo, Laurent Cantet y Leonardo Padura se sitúan en la estela de los filmes postreros y más críticos de alguien en su día tan representativo del cine de la Revolución Cubana como Tomás Gutiérrez Alea, en un arco dramático que fue desde Historias de la revolución (1960), La muerte de un burócrata (1966) y Memorias del subdesarrollo (1968), hasta llegar a Fresa y chocolate (1993) y Guantanamera (1995).
El enigma se centra ahora, al hilo de lo planteado con emocionante franqueza por Regreso a Ítaca, en el devenir de una isla que tuvo la desgracia de ser el burdel estadounidense en el Caribe hasta finales de los años cincuenta del siglo pasado, vivió después una de las experiencias revolucionarias más preñadas de ilusión y se enfrenta en estos momentos a una hipotética normalización de sus relaciones con el mundo exterior, encabezada, cómo no, por el vecino del norte. Es de esperar que no todo consista en una nueva invasión de las voraces transnacionales, dispuestas a esquilmar otra vez sus riquezas naturales y explotar su mano de obra barata, secundadas previsiblemente, cómo no, por algunas grandes empresas españolas que se aprestan también al asalto. Triste destino de uno de los lugares más hermosos y cordiales del planeta.
FICHA TÉCNICA
Título original: «Retour à Ithaque». Dirección: Laurent Cantet. Guion: Laurent Cantet y Leonardo Padura, inspirado en el libro de este, «La novela de mi vida». Fotografía: Diego Dussuel, en color. Montaje: Robin Campillo. Intérpretes: Isabel Santos (Tania), Jorge Perugorría (Eddy), Fernando Hechevarría (Rafa), Néstor Jiménez (Amadeo), Pedro Julio Díaz Ferrán (Aldo), Carmen Solar (Fela), Rone Luis Reinoso (Yeonis), Andrea Doimeadios (Leidianna). Producción: Full House, Orange Studio, Haut et Court, Funny Balloons y Panache Productions (Francia, 2014). Duración: 95 minutos.
