
Comparece el presidente del Gobierno en rueda de prensa. ¡Albricias!, proclaman los periodistas. Y empieza el espectáculo sin hora límite, pero termina apenas transcurridos 55 minutos. ¿No había más preguntas? ¿O simplemente no había preguntas?
Escucho a los periodistas que preguntan a Rajoy: me quedo atónito.
Escucho al presidente del Gobierno que contesta a los periodistas: me pregunto si este hombre piensa algo por su cuenta.
¿Este país se merece en estos momentos este mensaje? ¿Y en cualquier caso se puede merecer a este presidente?
Entre los argumentos cazurros y la falta de sentido, de expectativa, sobresale el refranero, los dichos y redichos, los anacolutos… Todo se resume en «la pura vida», a la que alude en numerosas ocasiones.
¿La pura vida y la puta vida, que le incluye como presidente del gobierno de este país en que vivimos?
¿La pura vida o la puta vida?
