Cualquier minucia puede ser útil

Las vacaciones navideñas aportan cierta perspectiva al objetivo del Gran Pacto: se pongan como se pongan, todavía no es hora de alianzas. Sin embargo, la Factoría que lo alienta desde hace meses, casi años, conserva su afán de desprestigio de quienes han irrumpido en la escena política para quebrar la modorra y la desilusión. Así, entre dimes y diretes, entre informaciones y comentarios, se mantiene la línea de tensión sobre los advenedizos.

El lunes 29 arranca con una carga convencional: “La fundación ligada a Podemos ve a España receptiva a ideales chavistas”. No hay que bajar la guardia. Los recién llegados amenazan a todos, también a quienes han usufructuado la hegemonía nacionalista en Cataluña y en Euskadi (“Urkullu y Mas harán frente juntos al proceso recentralizador de Rajoy”), pero eso no alivia a las fuerzas que han sido mayoritarias en todo el Estado. El enemigo avanza fuerte y cohesionado (“El sector de Iglesias se prepara para controlar Podemos en ciudades clave”) y, por ello, esos mismos valores, de los que reiteradamente presumen los partidos ya instalados, se transforman el defectos descalificantes: “El PSOE: ‘Tienen corte leninista’”-

El martes 30 continúa la contrarréplica: “El PSOE empuja a Podemos a aclarar si pactará en mayo para desbancar al PP” y el jueves 1, sin papel en los quioscos para celebrar el nuevo año, la versión digital de la Factoría insiste: “Proceso político en Móstoles”, se dice en primera y se desarrolla después: “Podemos veta a un candidato por ser amigo de un letrado de la Gürtel” en beneficio de un amigo de Pablo Iglesias. Cualquier minucia vale para presionar, aunque no guarde la más mínima proporcionalidad con los cirios que alumbran a las grandes formaciones. Si se aplicaran estas pruebas de algodón de manera universal en todo el Estado e incluso en la sociedad, España estaría a punto de convertirse en un territorio de eremitas.

El viernes día 2 se ratifica el avance “leninista”: “El sector de Iglesias se hace con el control de Podemos en las plazas clave” y, el sábado 3, se informa de “Acusaciones de pucherazo por la supuesta emisión de más votos” (nadie tuvo dudas sobre la gravedad del asunto) y de que “Es necesario saber si en la cuenta faraónica hay gastos inmorales”. No cabe el más mínimo resquicio. Antonio Elorza remata: “La sombra de Tsipras”.

La vigilancia no admite tregua. A ninguna otra formación se la escrutó con mayor atención. Mas, por si acaso, que conste que esta gente es mero fruto del marketing. Basta con ver quién vende más camisetas. Se sale de dudas el domingo día 4: “Si apoyas al partido, compra una camiseta”.

Pues eso. A comprar, que vienen los Reyes.

 

Artículo anteriorLa política devaluable
Artículo siguientePreguntas en griego