El embarazo no es tema de tertulia

Se acababan de hacer públicos dos hechos: el más que posible adelanto electoral en Andalucía y el estado de buena esperanza, en lo personal, de Susana Díaz. En el periódico digital ya se había publicado el comentario de Luz Sánchez Mellado El poder de la maternidad. Luego llegaron otras manifestaciones, como la de Carolina Bescansa, que vinculaba ambas realidades o circunstancias. ¿ ¿Qué importaba más, la noticia o el cotilleo? En estos casos conviene desconfiar tanto de la celeridad editorializante sobre un asunto de estricto interés personal como de la levedad propia de las alegres chicas decididas a ser siempre tan ingeniosas como jóvenes.

Leí: “El de la maternidad es el único poder exclusivamente femenino. Díaz ha decidido ejercerlo sin renunciar a otras ambiciones. Cree que así lucha por la igualdad y abre el camino a otras”.

Ya estamos. Con la obligación de ser o aparecer estupenda en todo momento. Porque alguien cree que debe ser así. ¿Se lo confesó la interesada a la periodista o esta decidió que debía ser así en el caso de una lideresa? ¿Embarazada porque ha querido, porque le ha salido, porque sí…? ¡De puta madre! La barriga es suya y no precisa de otras bendiciones.

Poco después de tomar estas notas, escuché un comentario de Àngels Barceló: este asunto no es de tertulia. Nada que discutir. Me suele ocurrir con ella en muchas ocasiones, aunque este caso parecía tan obvio que resultaba extraño tener que dedicarle más de diez líneas.

 

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