La foto que El Pais nunca debió publicar.
El titular fue mucho mejor que aquella primera justificación, con petición implícita de disculpas.
Hubo más críticas que aplausos.
– En estos casos siempre ocurre así. ¿Qué otra cosa se puede hacer?
– Periodismo, imbécil; periodismo.
Setenta y dos horas después del primer intento,fallido, el periódico ofreció una explicación inédita por la fórmula empleada y admirable por su veracidad. Eso, al menos, pareció. Nunca había visto que un medio de comunicación, para explicar a sus lectores un hecho que le afectaba directamente (un grave error, como mínimo), recurriera al procedimiento más genuinamente periodístico: encomendar a dos redactores especializados en investigación y de una solvencia profesional indiscutible la información de lo ocurrido.
Pese a lo dicho, desde muy poco después de que apareciera la primera edición del periódico on line, surgieron numerosas voces críticas. Suele ser así cada vez la polémica afecta al algún medio; más, si el aludido es El País. Caben múltiples aplicaciones y no todas ajenas a determinadas actitudes del propio periódico, aunque sean tal vez más las ajenas e inconfesables.
Sin embargo, la explicación resultaba inédita y admirable. Porque, como todo buen trabajo periodístico, aporta los datos necesarios, no pocos, y permite al lector extraer sus propias conclusiones. Cualquier lector avezado, especialmente los conocedores del mundo periodístico, concluirá que hubo errores inexcusables en la dirección de un medio con la historia y el prestigio de El País. Los que llevaron a publicar La foto que El País nunca debió publicar.
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(Otra cosa es el artículo del defensor del lector, que, tras repetir lo ya sabido, entrega su sección ampliada al director para su propia justificación y, en algún momento, su exculpación, advirtiendo que él sólo fue consultado. Mejor, periodismo, imbécil; periodismo).
