
«Al nacer el día». Goran Paskaljevic, 2012
El anciano profesor de música Misha Brankov, que acaba de despedirse del coro que dirigía hasta ahora y se limita a algunas clases particulares, recibe inesperadamente una carta del Museo Judío de Belgrado por la que empezará a saber que no es hijo de la familia Brankov como había creído siempre, sino que fue entregado a esta por el matrimonio judío Weiss, asesinado por los nazis en el campo de concentración de Selim, instalado en 1941 donde cuatro años antes se había inaugurado el recinto ferial de su ciudad natal, ahora en ruinas.
Se inicia así un intenso drama intimista, sabiamente desarrollado por el cineasta serbio Goran Paskaljevic, uno de los mejores exponentes del llamado Nuevo Realismo Europeo y cuya obra completa dio a conocer en España la Semana Internacional de Cine de Valladolid, dedicándole una retrospectiva en 1996. Un relato pausado pero ágil, en el que el protagonista irá descubriendo progresivamente la verdad, recorriendo los lugares que pudieron ser los de su infancia y buscando después distintas colaboraciones para rendir homenaje –inevitablemente religioso, presidido por el rabino local– a todas las víctimas de esa misma verdad, en forma de un concierto en el que él querría que interviniesen su antiguo coro, la orquesta que ahora dirige su hijo y un solista ya retirado al que conoció en su larga vida de profesional de la música. Un profesional generoso y dispuesto a enseñar a todos –y particularmente a unos niños de etnia gitana, que sufrió las mismas atrocidades bajo el nazismo pero cuyos integrantes siguen padeciendo en la actualidad la marginación del resto de la sociedad– los valores de ese arte para la convivencia humana.
Al nacer el día cuenta con un argumento sólido y bien trabado –inspirado al parecer en las experiencias familiares de su coguionista David Filip y en el que solo sobran, quizás, algunos sueños e imaginaciones del protagonista–, unas interpretaciones sobresalientes, una magnífica fotografía en tonos ocres que subraya la intención de volver atrás en la Historia reciente para recuperar uno de sus momentos más terribles, y una inteligente utilización de la música como elemento central, cargado de significaciones. Su título remite al de la partitura que el padre de Misha Weiss/Brankov dejó inacabada y que él ha decidido completar. Y es en conjunto una película muy notable, que hace honor a la trayectoria de un cineasta preocupado siempre por el peso del pasado sobre el presente y por la necesidad de estudiar aquel para entender y poder modificar este, en cuya filmografía destacan títulos como Y los días pasan sobre la tierra (1979), Tratamiento especial (1980), Tango argentino (1992), La otra América (1995), El polvorín (1998) y Optimisti (2006).
Dicho esto, y después de anotar la coincidencia en la cartelera de varios filmes que hablan de niños trasplantados al nacer (véanse los comentarios a El hijo del otro, de Lorraine Lévy, y Dos vidas, de Georg Maas y Judith Kaufmann), conviene subrayar que, por muy brillante que sea esta y por mucho que pretenda ir más allá en su propuesta de reflexión, se trata del enésimo ritornello sobre el tema del holocausto judío y los recuerdos de la barbarie nazi, y que resulta particularmente difícil hablar de una película así en unos momentos, verano de 2014, en que los descendientes de las víctimas de aquella tragedia están perpetrando una nueva masacre con el pueblo palestino en la franja de Gaza, al mismo tiempo que, por ejemplo, un personaje siniestro como el judío estadounidense Paul Singer, ferviente republicano, estrangula la economía argentina y no se sabe cuántas más mediante sus fondos buitre… Patéticas ironías de la Historia.
FICHA TÉCNICA
Título original: «Kad svane dan». Dirección: Goran Paskaljevic. Guion: Goran Paskaljevic y Filip David. Fotografía: Milan Spasic, en color. Montaje: Kristina Pozenel. Música: Vlatko Stefanovski. Intérpretes: Mustafa Nadarevic (profesor Brankov), Meto Jovanovski (Mitar), Zafir Hadzimanov (Marko), Toma Jovanovic (Najfeld), Nebojsa Glogovac (Malisa), Rade Kojadinovic (Kosta), Mira Banjac (Ana), Predrag Ejdus (rabino). Producción: Nova Film, Maxima Film, Intermedia Network y Arsam Int, (Serbia, Croacia y Francia, 2012). Duración: 78 minutos.
