
«Luna en Brasil». Bruno Barreto, 2013
Con notable retraso y sin apenas promoción llega a las pantallas españolas la más reciente creación del brasileño Bruno Barreto, conocido internacionalmente desde hace muchos años por títulos como Doña Flor y sus dos maridos (Dona Flor e seus dois maridos, 1976), Gabriela, clavo y canela (Gabriela, cravo e canela, 1983), sobre la novela de Jorge Amado, ambos protagonizados por Sonia Braga, la gran dama del cine brasileño de aquel tiempo, y más adelante, Cuatro días de septiembre (O que é isso, companheiro, 1997) o Amor en el aire (View from de Top, 2003).
En Luna en Brasil, basada en el libro de Carmen L. Oliveira «Flores raras e banalíssimas», Barreto cuenta retazos de la vida y los amores de la poeta estadounidense Elizabeth Bishop, que a comienzos de los años cincuenta viajó a Brasil para superar una crisis personal y creativa, alojándose junto a su antigua compañera de universidad Mary Morse, por la que entonces había sentido una atracción correspondida, aunque sin llegar a materializar su relación.
Mary vive ahora emparejada con la arquitecta Carlota de Macedo Soares, mujer fuerte, decidida y bastante autoritaria, que al principio desprecia a la recién llegada pero pronto se enamora de ella, provocando una conflictiva situación triangular que irá modificando las actitudes y aun los caracteres de las tres protagonistas, entre las que a Mary, empeñada en adoptar una niña –aunque sea comprándola, en una escena emocionante–, corresponde inicialmente el papel de víctima, pero que también cambiará de conducta cerca ya del desenlace.
A lo largo de los aproximadamente quince años en que permanecieron juntas, con periodos de gran unión y otros de severo enfrentamiento, Elizabeth recibiría, entre otras distinciones, el premio Pulitzer por su libro «North & South. A Cold Spring», y Lota se haría cargo del diseño del conocido Parque do Flamengo, de Río de Janeiro, tras convencer de su utilidad al entonces gobernador del Estado de Guanabara, Carlos Lacerda. Un personaje histórico bastante controvertido, por cierto, ya que inició su andadura en el Partido Comunista Brasileño, pasando después a apoyar y criticar sucesivamente el golpe de Estado que implantó la dictadura en 1964, y acabar exiliado, según la película al menos, porque otras fuentes indican que se suicidó o fue asesinado por los militares. Su presencia en ésta, poco más que episódica, y alguna expresión de Lota y Elizabeth en relación con los acontecimientos en curso, le proporciona unas implicaciones políticas que quizá no resulten suficientemente claras para quienes desconozcan los hechos reales.
Pero lo más relevante de Flores raras, junto a las formidables interpretaciones de las tres actrices, y pese a algún exceso preciosista –planos cenitales, insistencia en los paisajes naturales como forma de conexión entre secuencias, recuerdos fugaces– de dudosa utilidad, es la absoluta normalidad con la que describe una relación triangular de carácter lésbico, con sus altibajos, sus alternancias de plenitud, pasión, tendencias posesivas, celos y otras vicisitudes, al tiempo que Elizabeth y Lota conocen el éxito profesional y los fracasos o las depresiones, motivadas en el primer caso por la inseguridad y el «eterno compromiso con el pesimismo», en palabras de la célebre escritora, y en el segundo por la incapacidad para aceptar todo lo que contradiga sus designios o incluso sus caprichos más nimios.
Un retrato preciso, detallista, en algunos momentos demasiado académico, pero que resulta revelador de la normalización de ese tipo de estructuras familiares, al menos en algunos países –uno de los personajes afirma que en Brasil esa circunstancia pasa desapercibida, a pesar de que la acción se sitúa a mediados del pasado siglo– y que nos hace pensar, para bien y entre otros muchos ejemplos posibles, en lo lejos que estamos hoy, en el tiempo y en el espacio, de la situación que reflejaba aquella excelente película de William Wyler, sobre una obra de Lillian Hellman, La calumnia (The Children’s Hour, 1961), donde la maledicencia de una alumna perversa destrozaba la carrera, la reputación y la vida de dos profesoras de un internado femenino, sospechosas de lesbianismo en la puritana sociedad estadounidense. Por fortuna, y aunque quede mucho por conquistar, en este terreno y en otros similares, esas flores son cada vez menos raras.
FICHA TÉCNICA
Título original: «Reaching for the Moon». Dirección: Bruno Barreto. Guion: Julie Sayres, Matthew Chapman y Carolina Kotscho, sobre la novela de Carmen L. Oliveira «Flores raras e banalissimas». Fotografía: Mauro Pinheiro, en color. Montaje: Marcelo Pies. Música: Marcelo Zarvos. Intérpretes: Gloria Pires (Lota de Macedo), Miranda Otto (Elizabeth Bishop), Tracy Middendorf (Mary Morse), Treat Williams (Robert Lowell), Marcelo Airoldi (Carlos Lacerda), Lola Kirke (Margaret Bennett), Tània Costa (Dindinha), Marianna Mac Nieven (Malu). Producción: Globo Filmes, Imagem Filmes y LC Barreto (Brasil, 2013). Duración: 113 minutos.
