Todos contra Thatcher

«Pride (Orgullo)». Matthew Warchus, 2014

A mediados de los años ochenta del siglo pasado, el Reino Unido penaba bajo los dictados de Margaret Thatcher, aquella adalid del liberalismo que arrasó a la clase trabajadora, destrozó los sindicatos y privatizó buena parte del estado de bienestar, entregando los servicios públicos a la voracidad de empresarios privados, en complicidad con su amigo el espantoso actor Ronald Reagan y con la debida obediencia a los economistas de la llamada Escuela de Chicago y similares, admirados también entre nosotros por una recua de indigentes intelectuales disfrazados de políticos.

En ese ambiente desolador, Pride, segundo largometraje de Matthew Warchus tras Círculo de engaños (Simpatico, 1999), hace coincidir, reflejando unos hechos reales pero convertidos en ficción con tono de comedia, los intereses de un grupo de homosexuales, gays y lesbianas con los de un sindicato minero.

Durante el desfile del día del orgullo gay de 1984, el jovencísimo activista Mark Ashton propone recoger dinero para ayudar a los mineros galeses del carbón, en larga y dura huelga para protestar por el cierre de veinte pozos, y el anuncio de otros setenta después, decretado por la dama de hierro, que enviará al paro a más de veinte mil trabajadores. La idea toma cuerpo bajo el lema «Gays y lesbianas apoyan a los mineros» y  es acogida sin demasiado entusiasmo entre sus compañeros y compañeras, pero acaba imponiéndose y consiguen reunir una cantidad estimable para ponerla a disposición de los huelguistas.

La siguiente sorpresa será que muchos de estos, y en particular los representantes del sindicato mayoritario, también rechazan horrorizados semejante colaboración, por venir de quien viene. Harán falta la paciencia de algunos de sus dirigentes, y en particular las de un grupo de mujeres de cierta edad y llenas de inquietudes para que se establezcan lazos de simpatía, en medio de la hostilidad general y teniendo que sufrir no pocas afrentas procedentes de muy distintos sectores de la sociedad, tanto londinense como del propio Gales.

Entre reuniones, fiestas y enfrentamientos diversos, irá fraguando la unidad de dos grupos tan heterogéneos en su lucha contra las decisiones gubernamentales, al tiempo que algunos personajes de diferentes edades que ocultaban su condición de homosexuales van saliendo del armario, siempre bajo la nueva y terrorífica amenaza del sida que se cierne sobre ellos.

Matthew Warchus y su guionista Setphen Beresford, hasta ahora actor y debutante en esta tarea, se inspiran en unos hechos reales para desplegar una comedia típicamente británica, con abundantes rasgos de humor verbal y visual, que en ocasiones recuerdan a los Monthy Pyton pero también a los Stephen Frears o Ken Loach más desenfadados, apoyándose en un amplísimo reparto coral en el que destacan los veteranos Bill Nighy, Dominic West –el Jimmy McNulty de The Wire–, Imelda Staunton y una deslumbrante Jessica Gunning, en su papel de ama de casa consciente que decide arrebatar a un marido pusilánime y autoritario las riendas y las decisiones de la pareja.

Quizá el mayor problema de esta película refrescante, anclada en la realidad reciente de su país y no por ello optimista, dado el cariz que han ido tomando las cosas en él, sea –junto a alguna situación disparatada que sólo se acepta como verosímil dado el tono general de la cinta– el afán de abordar, quizá por pura coherencia y sin perderla prácticamente en ningún momento, demasiados temas importantes a la vez, lo que la hace algo dispersa en su estructura y en algunos momentos de su desarrollo. Junto a los temas rectores de la homosexualidad y la crisis económica y social de la minería, Pride habla a borbotones del feminismo radical, la represión sexual de todo signo, el papel de los mayores y los muy jóvenes en una sociedad convulsa, los problemas de liderazgo por parte de unos y otros, pero también de la dificultad de los sindicatos para adaptarse a unas nuevas condiciones y mantener su lucha en ellas, de la ineficacia de los políticos considerados progresistas, de la brutalidad policial, la prensa sensacionalista y otros muchos lugares comunes, reflejados con certeras pinceladas y a veces con brochazos demasiado gruesos o simplistas. A pesar de lo cual, merece la pena verla y se echa de menos que no haya más películas de este tipo en el depauperado aunque ruidoso panorama cinematográfico internacional.

 

 

FICHA TÉCNICA

Dirección: Matthew Warchus. Guion: Stephen Beresford. Fotografía: Tat Radcliffe, en color. Montaje: Melanie Oliver. Música: Christopher Nightingale. Intérpretes: Ben Schnetzer (Mark), Bill Nighy (Cliff), Imelda Staunton (Hefina), Dominic West (Jonathan), Paddy Considine (Dai), Jessica Gunning (Sian), George MacKay (Joe), Lisa Palfrey (Maureen). Producción: Calamity Films, Proud Films, Pathé, BBC Films (Reino Unido y Francia, 2014). Duración: 119 minutos.

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