Si la cloaca no hiede…

El caso Murdoch traerá cola. Porque ha puesto al descubierto la cloaca en que cohabitan políticos, policías, legisladores y periodistas, entre otros, y porque, en consecuencia, iremos sabiendo algo más del hedor de ese enorme basurero en el que quienes deben velar por los derechos ciudadanos se dedican a asaltarlos y a envilecerlos. Así es el Reino Unido, Estados Unidos –por si cabían dudas– y otros lugares.

En España la cosa es diferente. Por ejemplo, no existe The Guardian. Ni siquiera la apabullante mezquindad de News of the world. Lo que ocurre aquí resulta mucho más ordinariamente zafio y las empresas periodísticas que en el pasado tuvieron algún gesto de dignidad hace tiempo que abdicaron de reincidir en tales pautas. En el mejor de los casos, de vez en cuando desempolvan a algún periodista de otra época o contratan una colaboración estimulante; para seguir disimulando.

Si la cloaca no hiede, el problema no es de la cloaca sino de los que no huelen. Ya sea por anosmia o por hábito.

 

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