A Juan Carlos Rodríguez Ibarra, prócer de la Extremadura pobre y abrupta reconvertido en profeta de la comunicación y el conocimiento, por propia convicción y escaso discernimiento, le han investido consejero de Estado.
Iba a hacerme cruces, pero he advertido que él y yo somos laicos y, sobre todo, que hay otros ilustres que compatibilizan ese mismo Consejo de Estado al tiempo que asesoraban a Murdoch dios sabe a què.
