
Recorríamos Bercetto, un pueblo tranquilo de la Emilia Romagna italiana. Nos sorprendió esta imagen:
¿Qué pintaba un saco de boxeo a la puerta del Ayuntamiento?
Alguien apuntó una solución pretendidamente imaginativa: ofrece a los ciudadanos la posibilidad de desfogarse antes de entrar en las dependencias municipales.
Una placa nos sacó de dudas:

O sea, un nuevo servicio municipal acorde con los tiempos de la austeridad.
No pensábamos adentrarnos en las instalaciones del ayuntamiento. Aprovechamos, sin embargo, la oportunidad de manera preventiva. Estábamos seguros de que más pronto que tarde el desahogo nos resultaría saludable.
Tomen nota los ayuntamientos españoles, las comunidades autónomas y cualesquiera otras instituciones.
Puestos a mejorar la prestación o el servicio podrían instalarse sacos de boxeo con rostros reconocibles de ministros, banqueros, corregidores, empresarios, chorizos y hasta del presidente del gobierno (al menos, mientras esté en funciones).
