Emilio Lledó no es un profeta. Su reflexión ya la hicieron otros mucho antes, pero en este momento y por lo que está viniendo y lo que, a mayores, aún pueda venir, que conste:
«La consecuencia más grave (del deterioro de la política) es la de ir alimentando poco a poco el imperio de una dictadura, una dictadura económica. Confío en que ya no sea posible una dictadura militar, pero hay formas de dictadura que sin disparar tiros dominan también. CReo profundamente que el desprfecio a la política es un error garrafal porque es un desprecio interesado. Lo qaue quieren hacer es una política determinada donde nadie pueda hacer política».
¿Habrá que recuperar este comentario que se recoge aquí como a destiempo?
