Auténtica pornografia

 Entre lo más pornográfico[1] del año que termina destacan algunos correos electrónicos que hemos tenido que leer: desde los escritos en el seno de la familia real hasta los cruzados entre personas que ocuparon las máximas responsabilidades en la política o las finanzas; todos ellos nos daban lecciones de ética, moralidad, austeridad, rigor y otras virtudes que, puestas en su boca, no eran más que escupitajos contra quienes atendíamos sus reclamos.

Y siguen ahí y no les da vergüenza y hasta algunos se acercan a ellos sin escupirlos, que es lo que nos queda para no renegar de todo lo que quisieron enseñarnos.

 

 

 



[1] Pornográfico remite a obsceno, que se contrapone a pudor y, por ello, a honesto o decente.

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