
La noticia más importante de TVE en este comienzo de año, la que ha merecido mayor dedicación de sus periodistas, más tiempo en sus telediarios, ha sido… la llegada de los reyes magos.
Los niños lo aprenden antes del alcanzar aquello que se llamaba el uso de razón: los reyes magos son una ilusión, un engaño, una mentira.
– ¿Un lexatín para continuar?
– ¡Sea!
Estas fechas son propicias al melindre y la bobería. Casi nadie repara en la ridiculez de los periodistas cuando se refieren a sus majestades los reyes de oriente o entrevistan a sus múltiples caricaturas, de todo tipo y pelaje, sin sonrojo.
Y todos convenimos en tragar con el disparate
Sin embargo, TVE decidió convertir la mentira anecdótica en categoría incuestionable. Tras largos meses de irrelevancia informativa…
– Cómo se nota el lexatín.
… la cadena pública anunció a bombo y platillo una entrevista exclusiva con el Rey y la ofreció en su prime time, aderezada con un especial sobre la generación del monarca; para que no cupiera duda sobre la relevancia que concedía al scoop periodístico, el director de informativos se colocó como introductor y avalador del evento.
Para el ciudadano informado, o simplemente advertido, tanta parafernalia no garantizaba nada. Ni el rey está mucho mejor de credibilidad que los magos ni la profesionalidad que exhibe el personal de confianza de la dirección de TVE hacía prever un mínimo de chispa o intención.
Sin embargo, el temario pendiente eran tan amplio, tan grave, tan imprescindible que no cabía desestimar algún sobresalto, que ese es, en el fondo, el objetivo de cualquier acto informativo que se precie.
Nada de eso ocurrió. La presentación fue ridícula, con el director de informativos de pie tras la mesa del telediario; o sea, cortado por la mitad, antes de que caminara en dirección a ninguna parte. Todo un anticipo gestual de lo que vendría después.
– Al grano, resume.
Un hombre torpe respondía, o lo que fuera, a otro que parecía estúpido.
– ¿Quién estuvo peor, el rey o el periodista?
– Por el estilo.
– No es justo: he leído que al periodista le aplicaron el photoshop.
La conversación, de quince minutos, requirió negociaciones de varios meses, pero, a la postre, nada se habló abiertamente de los asuntos que interesaban a la ciudadanía y los que debieran interesar a quienes diseñaron esa operación de imagen.
El monarca había tenido tiempo de elegir los temas y preparar cada una de sus intervenciones, incluida la pretendida loa a su padre, e incluso para decidir cómo pasar el rato y qué frases ofrecer para convencer a sus súbditos de que no está en babia. Y en última instancia, por si todo ello no bastara, que no bastó, pudo pedir tiempo, rebobinar y responder de nuevo a cada cuestión.
El periodista en cuestión braceó sin descanso, como si quisiera salir a flote en su personal remolino de ensimismamiento generacional, en el que llegó a ofrecerse como el auténtico valedor de la transición. La autoridad competente, para disimular la arrogancia o el despropósito, decidió recortar algunos de sus soliloquios del supuesto periodista para que no pareciera una entrevista invertida: del rey al periodista, que, en todo caso, acató su condición con un uso admirable del sí, señor, majestad, señor, sí, majestad…
El bochorno se alivió con un par de expresiones del entrevistado, que, sin que nadie se lo demandara, porque el periodista navegaba en su evanescencia, afirmó:
“Queda camino por recorrer en la igualdad de los españoles y una cosa que falta, yo creo, es la vertebración del Estado”.
– Pues menudo papelón para el jefe del Estado al cabo de 35 años. Así no extraña que se vaya a Botsuana a cazar elefantes.
“Nos falta por conseguir una España más igualitaria y más justa”.
– ¿Justificaban estas dos frases el despliegue y la expectativa?
– Tú dirás. En estos tiempos de miseria no bastan las disculpas etéreas.
En esas circunstancias el jefe del Estado se convirtió en un predicador impotente.
Concluido el despropósito, TVE emitió un documental antiguo, pretencioso, inane, que contribuyó a amplificar una pregunta: ¿por qué tenemos que pagar esta mierda?
– ¿La de TVE?
– Y más…
– ¿Y te has puesto así por los Reyes Magos?
– Te cuelan una a lo bobo y acabas creyendo que el bobo sos vos.
