Dominicalia 29/07/2012

I

A los sindicalistas españoles les resultó más fácil hablar con Angela Merkel que con su propio presidente de gobierno.

– A un ciudadano normal… ni te cuento.

– ¿Y para qué quiero yo hablar con la Merkel?

– Anda, que con Rajoy…

– O sea, que ni lo intento.


II

Draghi anunció que el BCE intervendría y los mercados se aplacaron. 

– Los profanos no lo entienden. ¿Y los expertos? 

– Los especuladores son prudentes. Sólo arriesgan cuando ganan. Si pueden perder, esperan al turno siguiente.

– ¿Y por qué no les meten entonces en vereda?

– Porque son como ellos.

– ¿?

– Alguna vez se ven en la obligación de disimularlo, para que sigamos confiando en el casino.

– O sea, que no me lo creo.


III

– Reclaman el rescate al gobierno español.

– Piden la independencia financiera de España.

– Aparecen implicados en fraudes sucesivos: la coima mexicana y la tangente italiana en versión del Principado.

– Se hablaba de ello desde hace ni se sabe cuanto tiempo.

– Se tapaba.

– Ahora, con la matraca del concierto fiscal.

– Hasta la oposición les ayuda a ocultar el fraude.

– Y a reclamar la independencia.

– Y el rescate.

– Y mucha gente los cree.

– ¿Será verdad?

– ¿Dónde?

– Me lo habré inventado…


IV

Me dice un amigo que no hay otra, que los recortes que preconiza el gobierno son lo que hay que hacer y que cualquiera que estuviera en el gobierno haría lo mismo.

Pues ya ves, replico, Hollande ha bajado la edad de jubilación, ha retirado las exenciones fiscales de las horas extra e incluso la subida del IVA que implementó Sarkozy; a cambio, ha propuesto la subida progresiva de impuestos a las grandes fortunas y a las grandes empresas.

 Para eso son franceses..s 

Aquí, al menos, «se podría cambiar la funesta amnistía fiscal a cambio de cero por por compra de bonos liberatorios, instaurar nuevas figuras (fortunas, ITF o tasa Tobin) para financiarlos…». Lo proponía hace unos días Xavier Vidal-Folch.

¿Nos apuntamos? ¿O seguimos siendo españoles?


V

El mismo Xavier planteaba hace unos días que «hay un último salvavidas». En concreto, la emisión de bonos de emergencia. Pero añadía, «el gran obstáculo –aparte del modesto ahorro familiar– es que exigiría una potente movida económica, y esta, una conjura social. Y esta, una concertación política».

Un gran tema, sin duda: ¿cómo hacer oposición en este tiempo? ¿Resaltando las diferencias al rebufo de la indignación popular, absolutamente legítima y legitimada? ¿O aportando la mayor dosis posible de acuerdo para asumir los recortes necesarios con una aalternativa capaz de generar confianza y crecimiento? ¿Cómo se hace eso? ¿Quién?


22/07/2012



I

Andrea era, hasta ahora, la hija de Belén Esteban.

Andrea es, desde hace unos días, la hija de Carlos Fabra.

Andrea fue la hija de unos amigos. ¡Pobre!

II

Juan Luis Cebrián. El que hundió al Titanic, nombrado gran timonel.

III

Suena una música casposa, con peineta y rodetes:  ”Valencia… es la tierra de las flores, de la luz y del amor…”.

Acto primero. La Comunidad Valenciana pide el rescate.

–      Con la herencia recibida…

–      Me la sopla.

–      No hay dinero.

–      ¿No hay culpables?

–      Europa obliga.

–      ¿Quiénes explican lo ocurrido?

–      Hacemos lo que tenemos que hacer.

–      ¿Por qué no actúan los tribunales?

–      Comprendemos a los que protestan, pero tenemos un compromiso con los que nos votaron.

–      Para que hiciérais lo contrario de lo que hacéis.

–      A mí tampoco me agrada lo que hago.

–      ¿Todavía no hay nadie en la cárcel?

–      Algunos manifestantes.

–      ¿Por qué no te vas?

–      ¿Por qué no te callas?

–      Es lo único que aún nos queda.

Vuelve la música casposa.

IV

La Comunidad Valenciana pide el rescate. Luego lo llama de otra manera. Más tarde asegura que, si hay que pagar, entonces, no. Y la prima de riesgo a tomar por culo.

– ¡Que se jodan!

– ¿Quiénes?

V

Aparece el ministro de Exteriores tras la liberación de dos cooperantes. Dixit: “el gobierno ha hecho lo que tenía que hacer”, ha actuado “con absoluto respeto a la legalidad nacional e internacional” y ofrecer detalles sería una “enorme imprudencia”.

Para decir tales obviedades, ¿ para qué habla entonces?

¿Y por qué hablaban sus propios compañeros de pupitre exigían hace unos meses respuestas menos?

Artículo anteriorEspañoles, alemanes, catalanes, extremeños… ¿Se escucha?
Artículo siguienteAborto: derecho contra supuestos