
Encontré estos versos de Fina García Marruz, poeta cubana, adheridos a un televisor. Apagado, por supuesto.
Era un 4 de diciembre. Todos los que llenábamos aquella habitación con vistas atlánticas nos sentiamos mudos de soledad y desamparo. La mar, de tan calma, parecía también resignada a lo inevitable.
Nadie caminaba junto a la Torre de Hércules.
Todo, silencio.
* * *
Duelen más los vivos que los muertos, aunque sea por el dolor que despiden los que se fueron.
