Feminismo y deporte sobre patines

La entrevista transcurría por otros derroteros hasta alcanzar el clímax de la polémica. Primero, la cuestión saudí; luego, la feminista. Rafael Nadal buscó una manera concreta de responder. Dixit: «La igualdad no reside para mí en regalar, la igualdad reside en que si Serena Williams genera más que yo, yo quiero que Serena gane más que yo». Y surgió la polémica, como si la deriva saudí hubiera abierto la veda contra el ídolo caído. Ambos casos no son lo mismo. Pero aquí no hubo tie break.

La nueva reflexión de Rafa Nadal parece coherente e incluso irrefutable desde la lógica económica que prima en la vida en general y en el deporte profesional, incluido el tenis, en particular. ¿El deporte masculino y el femenino generan los mismos ingresos/beneficios? ¿Las mismas audiencias? Y una vez entregados al igualitarismo, ¿por qué no se crea una competición unisex? ¿Con clasificación por ranking, por ejemplo, en el tenis femenino de alta competición? (Tal vez, para acabar así con el mismísimo tenis femenino).

Desde un planteamiento deportivo en la más alta competición los torneos no se disputan al mismo número de sets. Los partidos tampoco tienen la misma duración ni los mismos horarios. Pongámonos de acuerdo.

Fuera del tenis, ¿hay casos similares? En el fútbol, el baloncesto, el atletismo o el boxeo. ¿Quién los saca del error?

¿Los medios de comunicación –incluidos los de algunos detractores del planteamiento de Nadal– tratan de manera igualitaria a los diferentes deportes según sean masculinos o femeninos? ¿Les dedican el mismo espacio o tiempo a unas y otras competiciones? ¿Las retransmiten en las mismas condiciones? ¿Reciben iguales ingresos de sus patrocinadores? ¿Acogen con la misma atención los torneos equivalentes entre los que son para mujeres y los que son para hombres? ¿Ese afán de igualdad debería concretarse en competiciones unisex u obligatoriamente mixtas?

Mirando al futuro, ¿con esos planteamientos se va a conseguir la igualdad auténtica, necesaria y posible? Tal vez sí. ¿Dónde? ¿Cómo? Cuando todos seamos… ángeles.

Una salvedad: el deporte practicado por niños, por meros aficionados, con un carácter estrictamente lúdico podría ser ¿obligatoriamente? mixto para profundizar en la voluntad de igualdad. Pero hay algo, incluso en esos ámbitos, que vicia al deporte de manera casi definitiva: la primacía de la competitividad, la priorización de la victoria como objetivo exclusivo, el prestigio social del vencedor…

Resulta curioso. Los ataques a Nadal se multiplican cuando su valor competitivo parece abocado a un final, desde el punto de vista de los resultados, sombrío.

Algunos clichés aplicados sin depuración previa solo sirven para patinar…

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