Ignominia

El debate público puede calificarse entre simple y repugnante. Por eso, más que votar a quien sea capaz de defender ideas valiosas, habrá que hacerlo a quien no ofenda la inteligencia de quienes les escuchamos. Lo dije hace algunas semanas, pero la cosa se pone a veces peor. Hay quienes, además de ofender a la inteligencia, agreden a la mera decencia.

En esas lides el presidente de la Comunidad Valenciana es un campeón. Así resiste pese a las acusaciones que pesan sobre él. No se achanta. Ayer presumió de haber conocido a sus cuatro abuelos, “parte fundamental de la educación” porque le transmitieron “ternura y cariño”. Cuánta diferencia, comentó, con el abuelo del presidente Zapatero, “que no le transmitió el cariño a sus nietos”.

Camps esta vez no mintió, pero ofendió como sólo puede hacerlo un tipo ruin. Al abuelo de Zapatero lo asesinaron por defender la legalidad 24 años antes de que naciera su nieto.

 

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