Indecisos por doquier, encuestas a media luz

A tres semanas de las elecciones todo está por decidir (PP, PSOE y Ciudadanos obtienen resultados casi idénticos en las encuestas) o, tal vez, para ser más exactos, todo está decidido: volverá a ganar la derecha, que es lo que a primera vista se desprende de los resultados que El País ofrece de su propio sondeo.

La irrupción de Podemos y sus expectativas tras las elecciones europeas colisionaron demasiado pronto con el asedio promovido desde fuera, con su estrategia de transversalidad y su voluntad hegemónica en el conjunto de la izquierda, lo que le llevó a rechazar casi cualquier compañía; un plan en el que perdieron todos, tanto los que rechazaron pactos y coaliciones como los que los buscaron.

Una costumbre. La izquierda se basta y se sobra para autodestruir sus expectativas. En esas estamos. El entusiasmo de hace unos meses ha devenido en una situación inusual: nunca he conocido a tanta gente que, a tres semanas de las elecciones, duda entre abstenerse o votar; entre otras razones, porque de acudir a la cita de las urnas en estos momentos no sabe por quién hacerlo.

Todo un síntoma de la decepción o, tal vez, la única razón para negarse al pesimismo.

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Porque quizás no sea para tanto. La encuesta a la que este comentario hace referencia esconde algunos datos significativos: los de las candidaturas de unidad popular y los de las mareas, que, juntos todos ellos, podrían aupar a la cuarta fuerza muy cerca de las primeras.

En ese supuesto los socialistas no se verían obligados a buscar un pacto con Ciudadanos. Aunque esa opción tal vez conduzca a la definitiva melancolía, ya sea por decisión de los unos o los otros. En definitiva, porque importen más las siglas que los objetivos, el poder que la política. Es lo que hay.

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