
Aprovechando que pasaban por allí, por el foro inversor organizado en Riad para atraer inversiones extranjeras, el rey y el príncipe de Arabia Saudí provocaron un encuentro con el hijo y el hermano de Jamal Khashoggi , asesinado y descuartizado en la casa del cónsul saudí por orden, o con el consentimiento al menos, del máximo dirigente de la monarquía árabe.
La prensa internacional tuvo que acoger la desfachatez del rey jubilado y el omnipotente príncipe heredero con una inevitable sorpresa. También los propios. Basta ver las contorsiones del operador de cámara para confirmar el espasmo provocado por el saludo, tan mediático y tan metálico. Sin embargo, lo más sorprendente es la serenidad con la que los familiares aceptan las condolencias. Ya sea por la frialdad que muestran o por el afán de supervivencia que esconden.
