«Hipócrates». Thomas Lilti, 2014
Segundo largometraje del joven médico francés Thomas Lilti, tras Les yeux bandés (2007), inédito en España, Hipócrates narra en términos de ficción la decepción de su autor al tropezar con las limitaciones de la sanidad pública francesa, impuestas por unos recortes económicos que se dirían practicados por cualquier gobierno de los llamados liberales aunque en realidad lo fueran en nombre de ese híbrido sumiso al que todavía algunos se atreven a calificar de socialdemocracia.
Benjamin Barois, el protagonista, llega con veintidós años y recién titulado al servicio de Medicina Interna dirigido por su padre en un hospital público de París. A su natural inexperiencia se une pronto la sorpresa de comprobar las carencias de todo tipo a que está sometido ese centro teóricamente dedicado a garantizar la igualdad de todos los ciudadanos en materia de salud: recortes económicos, equipos que no funcionan, escasez de personal y de camas, guardias abusivas y extenuantes, sobre todo para los médicos extranjeros –y en particular argelinos, como su compañero Abdel– que son mantenidos indefinidamente como residentes a pesar de su alta cualificación y su larga experiencia profesional.
Cuando deja de practicar un electrocardiograma, porque el aparato correspondiente lleva mucho tiempo averiado, a un enfermo que morirá poco después, Benjamin se ve envuelto en un conflicto con las autoridades del hospital y con los familiares de la víctima que parece afectar al secreto profesional pero en realidad tiene más que ver con la omertà establecida entre los distintos estamentos sanitarios para cubrirse las espaldas ante malas prácticas o errores culpables, o por lo menos irresponsables. Y el joven médico tropieza con una red de silencios y complicidades que lo empuja a perder la cordura y adoptar comportamientos extremos, sobre todo cuando las autoridades sanitarias, y en especial el nuevo director gerente –un burócrata encargado de ejecutar los recortes en nombre de la eficiencia económica y sin un ápice de sensibilidad–, tomen medidas de todo punto inaceptables y castiguen injustamente a Abdel.
Es muy de agradecer que Thomas Lilti traslade su experiencia autobiográfica a un argumento que se impone ante todo como una denuncia abierta y sin paliativos de la penosa situación que atraviesa la sanidad pública francesa (como la española y tantas otras de la Europa pobre y dócil). Pero las mayores limitaciones de su empeño residen en el aspecto específicamente cinematográfico. Un guion vacilante y lleno de altibajos –esas reuniones festivas de los sanitarios en el comedor o en otros lugares del hospital, que parecen destinadas a criticar también algunas conductas de estos pero en realidad rompen el ritmo de la acción aportando muy poco a su desarrollo–, una cámara constantemente móvil, llevada a mano, que trata de transmitir la ansiedad del recién llegado a ese peculiar microcosmos, aunque la mayoría de las veces cansa hasta el mareo sin sentido alguno, y sobre todo un desenlace –o mejor, un momento anterior al desenlace– absolutamente disparatado, sin la menor justificación dramática, que invalida buena parte de todo lo anterior y no logra justificar un final voluntarista en el que todo parece comenzar de nuevo… se supone que para mejor, por gratuita que resulte esa suposición.
Está muy bien que profesionales de distintas ramas que dominan los entresijos y problemas de su oficio –sobre todo cuando este afecta tan directamente al común de los ciudadanos como en el caso de la salud– vuelquen en cine sus conocimientos y la visión crítica que su experiencia les ha permitido adquirir, pero sería deseable que, ya que eligen un medio como el audiovisual, controlaran mejor sus resortes o se hicieran asesorar por quienes pudieran ayudarlos a conseguir mejores resultados. De lo contrario, una crítica tan dura y lúcida como podría haber sido la de Hipócrates pierde buena parte de su eficacia.
FICHA TÉCNICA
Título original: «Hippocrate». Dirección: Thomas Lilti. Guion: Pierre Chosson, Baya Kasmi, Julien Lilti y Thomas Lilti. Fotografía: Nicolas Gaurin, en color. Montaje: Christel Dewynter. Música: Alexander Lier, Sylvain Ohrel y Nicolas Weil. Intérpretes: Vincent Lacoste (Benjamin Barois), Reda Kateb (Abdel), Jacques Gamblin (doctor Barois), Marianne Denicourt (Denormandy), Félix Moati (Stéphane), Carole Frank (Myriam), Philippe Rebbot (Guy), Julie Brochen (señora Lemoine). Producción: 31 Juin Films y France 2 Cinéma (Francia, 2014). Duración: 102 minutos.
