Las mejores intenciones

«Justi&Cia». Ignacio Estaregui, 2014

Justino Vidal es un minero leonés traumatizado por un terrible accidente laboral del que fue único superviviente y cuyos responsables patronales quedaron absueltos por la justicia. Un día encuentra en un bar al jubilado Ramón Acín, que se siente desplazado y culpable por oscuros asuntos de familia, y juntos deciden emprender un viaje desde León hasta La Línea de la Concepción, secuestrando y torturando a políticos y empresarios corruptos, grabándolo todo y enviando las cintas a la televisión local donde trabaja la hija del segundo. Detalle añadido que, como era de temer, acabará facilitando su identificación, con la consiguiente cacería a cargo de los llamados cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Respondiendo al eslogan que promociona la película, «Tú lo has pensado, ellos lo han hecho», Justi&Cia es un ajuste de cuentas con personajes perfectamente reconocibles, aunque no aludidos expresamente, del desolador panorama de corrupciones de todo tipo que ahogan a la relativamente joven democracia española: un alcalde que se gastó 24.000 euros en puros habanos; otro político que justifica su riqueza asegurando que le ha tocado muchas veces la lotería; un empresario que se apodera del dinero público destinado a paliar los efectos de los expedientes de regulación de empleo…

Justino y Ramón –alias Cia para componer el juego de palabras del título–, se disfrazan toscamente de Groucho Marx e intentan vengarse de tantas frustraciones como acumula el ciudadano medio español, y ahí, junto con las interpretaciones de los dos protagonistas, reside prácticamente el único interés de este filme, el último que rodó íntegro el recientemente desaparecido Álex Angulo, hecho con muy escasos medios y a base de voluntarismo, tanto por parte de su director, debutante en el largometraje después de haber firmado los cortos Spiderboy (2010) y Reveal (2012), como por los demás miembros del equipo y cuantos han intervenido de una forma u otra en la financiación.

Porque la triste realidad es que el guion y la realización de Justi&Cia dejan demasiado que desear. Mezcla desordenada de buddy movie, o película de compañeros, road movie, policiaco de andar por casa, torpe ensayo de psicologismo barato, parodia a modo de comedia bufa quizás involuntaria y puede que hasta moralismo final, en una especie de homenaje gratuito a la infinitamente más sólida Los lunes al sol (2002), de Fernando León de Aranoa, la película de Ignacio Estaregui hace agua por todas partes, aunque su director se empeñe en llenarla de golpes de efecto, posiciones de cámara llamativas, filtros de color, guiños a determinado tipo de cine social o directamente político y otros recursos mal aprovechados. Y mientras, el argumento se llena de personajes secundarios que aparecen y desaparecen por las buenas, caricaturas a medio dibujar, situaciones sin salida que provocan saltos gratuitos y mal soldados en un montaje tan abrupto como el relato mismo.

Una lástima, desde luego, porque películas como la que intenta ser ésta vienen muy bien en un momento de descomposición social, desesperanza por el pésimo nivel de la vida pública y búsqueda de nuevas formas de convivencia que nos saquen del pantano en que nos obligan a chapotear quienes –políticos y empresarios, porque sin estos no podrían corromperse aquellos– se han apoderado del régimen imperante y lo han puesto al servicio de sus exclusivos intereses. Lástima, insistimos, porque aunque la película tiene sin duda las mejores intenciones catárticas, no consigue materializarlas como creación cinematográfica, que es lo fundamental en este terreno. Otra vez será, esperemos.

 

FICHA TÉCNICA

Dirección: Ignacio Estaregui. Guion: Enrique León y Borja Monclús. Fotografía: Beltrán García, en color. Montaje: Iván Castell. Música: Luis Giménez. Intérpretes: Hovit Keuchkerian (Justino), Álex Angulo (Ramón), Antonio Dechent (Arturo), Marta Larralde (Iris), María José Moreno, Santiago Meléndez, Jorge Usón, Juan Manuel Lara. Producción: Estaregui, Sendino & Machín y Producciones Siderales (España, 2014). Duración: 87 minutos.

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