El librero resolvió las dudas del lector mientras hojeaba Cuervos, la última novela de John Connolly. En un par de días había resuelto cualquier incertidumbre. Tomó sus notas:
«Novela negra para una sociedad más que oscura. Intriga de ida vuelta en una realidad compleja. Buenas dosis de misterio cuando la psicología no resuelve lo más tenebroso del ser humano. Se titula Cuervos, porque abunda la carroña y, sobre todo, como queda claro desde las primeras páginas, porque los hay delatores, que marcan a las víctimas para que los asesinos se cobren su presa antes de que otros compañeros regresen para recrearse en los despojos y en la muerte. El título es, pues, una metáfora, pero no solo del argumento sino, sobre todo, de la estructura narrativa.
«John Connolly desarrolla una red de maldades reales y excesivas Son tan ciertas las mafias como la pederastia, la corrupción como la perversión que esconden apariencias inocuas. Ese es el universo de la novela negra y de la realidad que el autor irlandés refleja, en la que se hunde su detective, Charlie Parker, marcado por una historia personal también lúgubre.
«El relato tiene tensión, aunque a veces decaiga por el exceso y la tramoya se convierta en paisaje. Hay ingenio e incluso inteligencia, aunque a veces los diálogos estupendos, sin relajo, hacen a sus personajes brillantes, pero también extraños».
En cualquier caso Connolly no defraudó al lector, que, una vez más, decidió seguir confiando en su librero.
