Más líos

Una persona con una posición relevante en un partido que se dice de izquierdas se casa con otra que dirige algunos de los programas con mayor basura del mercado televisivo. ¿Es lógico? ¿Hasta qué punto las ideas pueden ser ajenas a los sentimientos?

Un periodista acepta la dirección de comunicación de una entidad a la que ha denostado en público porque ésta le ha ofrecido una pasta gansa. ¿Es lógico? ¿Puede uno prostituirse por la supervivencia o por el pastizal, o cabe la posibilidad de que, aceptado lo primero, traguemos con lo segundo?

¿Cómo se defiende en ambos casos la profesión, política o periodística? Me cuesta aceptar la inevitabilidad de la pasión o de la ambición. Pero hay muchos que la entienden e incluso la aplauden.

 

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