
Defendimos el jurado por un mimetismo estúpido, revestido de candidez.
Empezamos a caernos del caballo hace ya tiempo.
Los jueces se equivocan y delinquen. Algunos, incluso con frecuencia. Pero es más grave saber que los ciudadanos somos imbéciles.
O que todos somos chorizos. No encuentro otra.
