
«Torrente 5. Operación Eurovegas». Santiago Segura, 2014
Con cada nueva entrega de la saga Torrente –y van cinco, quién lo diría, en una industria devastada como la del cine español– se reproducen las discusiones que giran casi siempre sobre las mismas preguntas: el hecho de que el protagonista sea un personaje casposo, fascista y repugnante, y con el tratamiento que le da su autor, ¿hace que las películas lo sean también?; su hipotético reflejo de una sociedad disparatada en su cutrez, ¿supone una cierta crítica de la misma, o es un simple aprovechamiento oportunista, que en el fondo la refuerza?; el pretendido ingenio de su guionista, director, intérprete y productor, ¿constituye una mirada cáustica que podría contribuir a mejorar lo que pone en solfa, o bien se limita a estimular las pulsiones enfermizas de sus espectadores más irreflexivos, ofreciéndoles complicidad en el regodeo de sus bromas gruesas con el fin de sacarles el dinero a espuertas?; ¿es Santiago Segura algo más que un incansable y desvergonzado vendedor de sí mismo, o lo que dice de quienes lo rodeamos tiene algún sentido, más allá del regüeldo y el pedo?
Pocas de esas y otras muchas preguntas que podrían hacerse sobre tan singular fenómeno –que en el fondo y en la forma hunde sus raíces en el peor cine fachorro del tardofranquismo, el de los Mariano Ozores, Andrés Pajares, Fernando Esteso (aquí presentes todavía) y demás representantes de la carcundia disfrazada de risotada– tienen una respuesta unívoca. El miedo a parecer elitista si se desprecian las películas de Segura, el hecho incontestable de que despiertan el entusiasmo de mucha gente, las maniobras publicitarias disfrazadas de «información cultural» en los medios de comunicación que directa o indirectamente están interesados en la operación y otros elementos condicionantes dificultan una reflexión serena sobre un fenómeno que cada poco tiempo llena las salas de espectadores.
Sobre el argumento de esta quinta entrega poco hay que decir, porque ha sido detallado ya en la apabullante campaña publicitaria que ha acompañado al estreno: José Luis Torrente sale de la cárcel en 2018, encuentra el país hecho un asco, se siente feliz al ser un «fuera de la ley» y, acompañado de una delirante pandilla de discapacitados físicos y mentales –los viejos chistes ofensivos de gangosos, otra vez–, planea y ejecuta chapuceramente el atraco a un gran casino, siguiendo las directrices del antiguo soldado estadounidense que diseñó sus sistemas de seguridad.
No se sabe si lo peor son las burlas humillantes que los distintos personajes se hacen entre sí y de lo que representan, el elogio constante de la traición, las agresiones como formas de convivencia y otros «valores» por el estilo, o bien la falta absoluta de gracia de los chistes, viejos y gastados en su mayoría, la desmañada y aparatosa realización –en la que se observan, sin embargo, más medios de producción que en otras ocasiones– y el desprecio constante a la inteligencia de cualquier espectador, por complaciente que sea.
En cuanto al éxito taquillero de la serie, sólo cabe comentar que, en una sociedad sometida al bombardeo de los más execrables programas de televisión basura, que degradan el gusto y acaban afectando al cerebro de sus destinatarios, y con una democracia envilecida por el sometimiento de los poderes políticos supuestamente representativos al dictado de los económicos, infectados ambos por la corrupción rampante, quizás haya que recuperar doloridamente una frase sarcástica acuñada en los últimos años sesenta, al calor de unos movimientos que intentaron sin éxito dar la vuelta a la situación dominante, entonces y ahora: «Cien millones de moscas no pueden equivocarse, y todas comen mierda». Perdón: excrementos. O más fino y amplio: residuos sólidos urbanos.
FICHA TÉCNICA
Dirección y Guion: Santiago Segura. Fotografía: Teo Delgado, en color. Montaje: Fran Amaro. Música: Roque Baños. Intérpretes: Santiago Segura (José Luis Torrente), Jesús Janeiro (Jesusito), Julián López (Cuco), Alec Baldwin (John Marshall), Carlos Areces (Ricardito), Neus Asensi (Amparito), Fernando Esteso (Ramiro Cuadrado), Angy Fernández (Chiqui). Producción: Amiguetes Entertainment, Telefonica Studios, Atresmedia Cine (España, 2014). Duración: 102 minutos.
