Los informativos de Telemadrid provocan arcadas. Su sectarismo resulta grosero. Para que no quepan dudas, manipulan de manera obscena: el sello de ETA sobre el rostro del ministro del Interior, por ejemplo. No lo niegan, lo argumentan. La oposición responsabiliza a los directivos de la cadena pública madrileña, pero exoneran a los trabajadores. No se entiende: en los medios públicos los trabajadores pueden ejercer sus derechos contra los directivos, contra los sindicatos o contra quienes condieren, y no contra los ciudadanos (que es lo habitual).
