Usurpadores a la chita callando

La santa madre iglesia española ha retirado la denominación de mezquita a lo que tras la ocupación de aquel espacio sagrado y musulmán, que fue convertido a santa iglesia catedral de Córdoba. A las autoridades turísticas el cambio de denominación les ha sentado a cuerno quemado, porque la economía no es cuestión de fe y prevén que los ingresos en la hostelería cordobesa se pueden reducir de mala manera por la desorientación que, a primera vista, el cambio de nombre provocará en los turistas y por la alucinación que generará, si se sobreponen al despiste inicial, de nueva denominación aplicada al paisaje de arcos y columnas inequívocamente árabe.

Lo más aberrante, sin embargo, radica en que ese edificio sea propiedad de la iglesia porque ella misma lo decidió gracias a una ley franquista que le ha permitido poner a su nombre todo lo que careciera oficialmente de titular.

¡Tócate los…!

¿Cabe la posibilidad de expropiar todo lo que fue inmatriculado por la santa madre mediante aquella prebenda del dictador? O si no, ¿se me podría dar autorización para poner a mi nombre (o al de usted, compañero lector) todo lo que la iglesia puso al suyo y por lo que no paga un solo impuesto pese a haber montado sobre lo apropiado un puritito negocio? O nos ponemos de acuerdo o ¿será cosa de recurrir a Bin Laden o al mismísimo demonio?

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