El presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, para despedirse de su heroica vida política, siempre pendiente de sus vecinos en beneficio de su bolsillo, decidió inaugurar un aueropuerto. Ha costado 150 millones de eurs, pero, por el momento, no pueden despegar ni aterrizar aviones. No importa. Él lo ha explicado de manera sublime.
«Hay quienes dicen que estamos locos por inaugurar un aeropuerto sin aviones, no han entendido nada. Durante mes y medio cualquier ciudadano que lo desee podrá visitar esta terminal o caminar por las pistas de aterrizaje, algo que no podrían hacer si fueran a despegar o a aterrizar aviones»
Escuché la explicación mientras conducía por la autopista. El límite de velocidad evitó el accidente. No me lo podía creer. Me eché a reír. Luego advertí mi error. Me ayudó el presidente de la Generalitat valenciana:
– Carlos, eres un visionario.
Ya son dos.
