Dos personajes con relato y sin vergüeza

Uno se llama Francisco Javier Martínez y es arzobispo de Granada, conocido por sus acciones poco edificantes. El otro se llama Alfonso Rus y es presidente de Olímpic de Xàtiva, alcalde de la ciudad, presidente de la Diputación de Valencia y agitador del PP en la Comunidad, a cuya presidencia parece aspirar.

El primero ha amparado a Constanza Miriano y a su libro Cásate y sé sumisa asegurando que se trata de una “obra evangelizadora” y que la autora es “una católica y, por tanto, casi siempre de buen humor”, dotada por la divina providencia del carisma de “descubrir y eliminar los piojos a mano”, como acredita la editorial del propio arzobispado. La perspicacia y sabiduría del monseñor ya era conocida por sus dispendios, sus disputas con curas a los que sus fieles apreciaban y otros méritos.

El segundo se basta con sus decires o palabras: “Hernández Mateo (exalcalde de Torrevieja, condenado por prevaricación) no tiene que cumplir condena porque es amigo mío”, “Os espero (tras la victoria del PP) el día 20 por la noche en Valencia, champán y mujeres”, “A partir de ahora (le dijo a la oposición en su primer pleno como alcalde), rodilla en tierra y a callar”.

Hay que protegerlos. Si es menester, porque no cupiera otra posibilidad, en una jaula; pero protegerlos. A cambio podríamos desear que llegue el día en que nadie comprenda tamañas barbaridades y a tamaños bárbaros.

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